El camino verde de Oslo: transformando el urbanismo en sostenibilidad
Desde la década de los noventa, la capital de Noruega ha centrado sus esfuerzos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, su relación con la naturaleza y como resultado de todo, ser más sostenible.
La capital verde de Europa
En 2019, Oslo fue nombrada como la European Green Capital por la Comisión Europea. El título se le atribuyó a la capital de Noruega por llevar años enfocándose en desarrollar un entorno urbano sostenible, en pos de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y con vistas a un futuro a largo plazo.
Oslo ha estado liderando el camino de ciudades sostenibles, en un futuro urbano más verde, donde la innovación urbanística se combina con un enfoque que protege el área natural de Noruega y la relación que tienen sus habitantes con el entorno.
En concreto, Oslo ha desarrollado diferentes planes para convertirse en esa capital modelo. Desde fomentar la movilidad pública hasta transformar su skyline alrededor del fiordo o el rediseño del barrio de Skøyen, cercano al centro de la ciudad.
El Gran Oslo
Una de las particularidades de la capital noruega es la densidad de población que ha sufrido su área metropolitana. Mientras que en otras capitales los habitantes residen en el núcleo central de la ciudad, la densidad de población en los suburbios de Oslo creció un 11 % solo en la década de 2000. Eso ha contribuido a reducir el crecimiento del tráfico de automóviles y a promover una movilidad más sostenible de lo que habría sido el caso con un patrón de desarrollo más disperso.
Además, el pequeño tamaño de la ciudad de Oslo ha favorecido la incorporación de diferentes alternativas de transporte público. Incluidos los ferris, la gran mayoría de los medios de transporte de la capital noruega son eléctricos y varios de ellos funcionan únicamente con energías renovables. La ciudad también ha fomentado el uso de vehículos híbridos o eléctricos en el sector privado y desarrolló el sistema Oslo City Bike de biciletas compartidas.
Proteger los fiordos
Si algo caracteriza a Noruega es la inmensa cantidad de fiordos que rodean y atraviesan al país nórdico. Con una longitud de 100 kilómetros, el fiordo de Oslo rodea la capital y su protección ha sido una de las prioridades del urbanismo de la ciudad con el plan Harbour Promenade en el que la ciudad se ha abierto al fiordo, liberando su litoral del antiguo puerto.
En los últimos años, Oslo ha sido testigo de una transformación contemplada en el proyecto también llamado FjordCity, ofreciendo nuevas vistas, un paseo marítimo y construcciones para albergar viviendas, oficinas y comercios. La zona costera de la capital cuenta casi cada año con nuevos y modernos edificios, ejemplos de arquitectura innovadora y sostenible. Como el Museo Astrup Fearnley, del arquitecto italiano Renzo Piano o el Museo Nacional de Arte, ubicado en la antigua estación de ferrocarril del oeste.
Otras de las planificaciones urbanísticas de Oslo es la Munch Area, en el enclave que se encuentra alrededor del museo del impresionista (y donde se exhibe el famoso cuadro de El Grito). Se trata de una intervención orientada de manera diferente a los cuatro puntos cardinales: al norte a la ciudad, al sur al fiordo, al este a la colina Ekeberg y el barrio de Bispekaia, y al oeste a la Opera y al centro histórico.
El arquitecto Schmidt Hammer Lassen ganó en 2015 el concurso para desarrollar el máster plan del barrio Skøyen en el centro de Oslo. Con una extensión de 87.000 m2, el barrio dibuja un nuevo horizonte en cuanto a diversidad y maneras de habitar la ciudad.