Marset Iluminación: de una fundición a la consolidación del negocio de lámparas internacional
La tercera generación de la familia Marset pone el foco en Londres y en afianzar su presencia en Estados Unidos. Con más de cien trabajadores en plantilla, la compañía ha pasado de una fundición tradicional a una empresa de lámparas clásica.
El juego con la luz estipula el discurso del espacio. La iluminación ostenta un papel fundamental en la distribución de interiores. Marset Iluminación, mediante su catálogo de lámparas, lleva décadas persiguiendo el mejor sistema para cuidar y desarrollar el potencial que esconde este recurso. Tras el timón de Javier Marset, que concreta la tercera generación de una familia ligada al diseño y al tratamiento de la luz, la compañía sigue enfocada en su evolución internacional.
La empresa como tal nació en los años setenta; sin embargo, las raíces se remontan al taller de fundición que tenía el abuelo. De hecho, Marset recuerda que la idea original era “montar un negocio para tratar el metal, aunque rápidamente la idea evolucionó hacia una empresa de lámparas clásicas”. El reconocimiento a esta trayectoria llegó en 2015, cuando la firma recibió el Premio Nacional de Diseño.
Javier Marset aterrizó a principios de los años noventa y, con él, se incorporó una estrategia que buscaba diferenciar el producto de su entorno a través del diseño. Con la llegada del nieto se cerró la segunda etapa de la empresa y se inició la que sigue vigente hasta hoy, que se reafirmó con el traslado de la sede principal a Terrassa en 2020. Hoy en día, con más de cien trabajadores en plantilla y “un crecimiento sostenido en la facturación a doble dígito durante la última década”, detalla Marset, la compañía ha consolidado el desarrollo del negocio poniendo el foco en el mercado internacional.
Estados Unidos, Milán o Colonia
La actitud por trascender la órbita nacional lleva años acompañando tanto el discurso como la estrategia de la empresa. Con una filial en Estados Unidos, un showroom en Milán y un espacio exclusivo de la marca en Colonia, entre otros, Marset pone en la diana un mayor desarrollo en el mercado norteamericano y la colocación de una primera piedra en Londres, así como “en intentar estar en Madrid”.
A partir de aquí, el producto de Marset “debe reproducirse desde un punto de vista global”, subraya el máximo dirigente de la firma. La transversalidad de propuestas que recibe la compañía se traduce en un portafolio de diseñadores que abarcan todos los rincones del mundo, desde Fabien Dumas en Francia al estudio Yabu Pushelberg en Nueva York, pasando por autores nacionales como Jordi Canudas, Xavier Mañona o Inma Bermúdez.
Precisamente con Bermúdez Marset creó uno de sus productos más aplaudidos y reconocidos de su catálogo: la Lámpara Follow Me. Pionera en la iluminación portátil, la incorporación de luces LED materializa la apuesta de la compañía respecto a sostenibilidad y las nuevas tecnologías, permitiendo al diseñador “una flexibilidad para poder aplicar una creatividad casi sin límites”, subraya Marset. Con la obra de Bermúdez, diez años atrás, “fuimos los primeros en crear una nueva categoría de producto, la de luces con batería”.
Detrás del éxito de Follow Me se encuentra una actitud por perseguir la creatividad a todo coste, “no sólo del producto, sino también en la manera de presentarlo al mercado”, celebra Marset. El valor añadido en sus productos, según destaca la figura principal de la compañía, se encuentra en multitud de ocasiones en el respeto por la sostenibilidad, entendida desde la circularidad natural de los materiales.