Esta exposición en el Palau Robert reflexiona sobre la arquitectura y el futuro de las ciudades.
La exposición 'Sueña la Ciudad', diseñada por Isern Serra, parte de la premisa de que soñar con el futuro es, en realidad, darle forma. Los urbanistas optimistas están llamados a imaginar un escenario mejor para el mundo, abordando los problemas comunes a los que se enfrenta el futuro de las ciudades.
Imaginar el futuro a través de la arquitectura para entender el presente
Las múltiples iniciativas que están realizando arquitectos y urbanistas encuentran pocos espacios para mostrarse en ambientes no especializados o sectoriales. Sin embargo, imaginar el futuro es el primer paso para darle forma. Esta exposición nace de una premisa muy clara: la de intentar ofrecer imágenes que ayuden a imaginar un futuro urbano mejor, desterrando todo pesimismo.
Es a partir de esa premisa que nació el discurso expositivo de esta exposición. En el pasado, las sucesivas generaciones han sido capaces de imaginar o soñar futuros urbanos en base al sistema de valores vigente en cada época. Hoy, pese a las graves crisis que nos afectan, surgen valores nuevos e innegables entre las nuevas generaciones. Estos valores se han sintetizado en tres revoluciones que son las tres salas principales de la exposición: una Revolución Verde, una Revolución Digital y una Revolución en la Identidad (género, feminismo, inclusión).
Un enfoque positivo de las ciudades
«Sueña la Ciudad» también ahonda en los nuevos rumbos que están tomando el urbanismo y la arquitectura. «La exposición propone nuevos caminos y conceptos para el futuro de las ciudades, con un proyecto consciente pero radicalmente optimista», explica Roger Subirà, el comisario de la muestra.
Todos los proyectos muestran con imágenes, vídeos o maquetas, conceptos, ideas, declaraciones o preguntas fácilmente inteligibles para el público general. En su conjunto, este collage de imágenes e ideas pretende ofrecer un imaginario/s de futuros posibles que permitan al visitante reencontrarse con visiones radicalmente optimistas del futuro de nuestras ciudades. Este enfoque, el del optimismo consciente pero radical, es tan necesario como revolucionario en el momento actual.
El concepto expositivo, ideado por Isern Serra tiene una voluntad de crear unos espacios inmersivos a través de proyecciones audiovisuales donde los visitantes no sólo miren sino experimenten y aprendan a partir de la relación con el espacio, la luz y el color.
«Ciudades del futuro del pasado»
En la primera sala hay una muestra de proyectos de ciudades, algunos utópicos que no han llegado a materializarse, pero también otros que se han ejecutado como el que imaginó Ildefons Cerdà para Barcelona, y han tenido un fuerte impacto en nuestro imaginario .
«La ciudad evoca las calles, y es lo que quisimos transmitir a los visitantes, con una sala inmersiva a través de pantallas y espejos que te hacen perderte dentro del espacio y acercarte a los proyectos e incluso poder interactuar con ellos .
¡Basta de distopías!
En la segunda sala se muestra un conjunto de ciudades distópicas extraídas del mundo del cine, series o videojuegos. Todo esto como contraposición de los tres grandes temas de nuestro tiempo Revolución Verde, Revolución Digital, Revolución de la Identidad, que generan el punto de inicio de las posteriores salas de la exposición.
En esta sala se ha buscado transmitir estas distopías, a través del sonido y del color, inundando la sala de rojo y generando una sensación de asfixia e incomodidad a los visitantes. Un recurso que funciona como contraposición a los tres grandes temas de nuestro tiempo: la revolución verde, la revolución digital y la revolución de la identidad, representados con tres colores distintos.
La Revolución Verde
Con el verde como color dominante, la tercera sala muestra las experiencias urbanas y arquitectónicas de transformación vinculadas al medio ambiente y a la sostenibilidad. Los proyectos o prototipos se muestran a través de maquetas, renders, dibujos y audiovisuales.
«En ella hemos creado un bosque real para generar diferentes recorridos a través de tótems recubiertos de musgo (realizados en colaboración con casa Protea), donde el olor y las texturas ayudan a entrar este mundo de naturaleza», explica Isern Serra, el artífice de los espacios. Un espacio inmersivo que nos traslada a este bosque infinito a partir de la colocación de espejos que rodean el espacio. La iluminación también es muy importante pues está teñida con filtros de color verde potenciando el concepto de naturaleza.
En esta sala también han colaboraron Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) con su pieza TREEdimensional, una instalación que explora la intersección entre naturaleza y tecnología.
Revolución Digital
¿Las nuevas tecnologías cambiarán también las ciudades? Es lo que se debate en esta sala, fusionando poco a poco los espacios virtuales y los reales, o crear ciudades virtuales en el metaverso. La información y los datos se han utilizado para mejorar el diseño y funcionamiento de las ciudades desde el nacimiento del urbanismo. Ahora, las nuevas tecnologías nos ayudan a interpretarlas.
En la cuarta sala el color más importante es azul que potencia los contenidos a través de las proyecciones ovaladas y de las pantallas en las que se muestran los distintos contenidos. La sala también incorporaba un pavimento interactivo con el que jugar.
Revolución de la Identidad (diversidad)
En la quinta sala se explora el nuevo urbanismo feminista, o con perspectiva de género, promueve un modelo de ciudad que da importancia a otras funciones que habían quedado relegadas. Ciudades que cuidan a todos sus habitantes. Un nuevo urbanismo capaz de diseñar ciudades que sean espacios de convivencia, donde la diversidad sea un valor y todas las personas encuentren su espacio y estén invitadas a decidirlo.
«Desde un principio queríamos una sala que reflejara la diversidad y la identidad de género y que fuera amable con el espacio. A partir de ahí generamos una arquitectura onírica y femenina que se apoya en pantallas y paneles para explicar los diferentes proyectos», comenta el comisario. El espacio está pintado con diferentes tonos de rosa. Un cuerpo central de arcos y escaleras configura el espacio y articula las diferentes maquetas.
Un jardín para especies migrantes
En la sala final de la exposición se encuentra una construcción diseñada y producida ad hoc por TAKK Architecture (Mireia Luzárraga + Alejandro Muiño). Se titula En tránsito, jardín para especies migrantes. TAKK es un equipo de producción arquitectónica que experimenta mediante instalaciones en la intersección entre naturaleza y cultura, abordando la dimensión política de lo personal y de lo vulnerable. Sus obras se basan en el reciclaje, la fragilidad, la aceptación de la temporalidad, la degradación o el cambio.
El avance de la desertificación debido al cambio climático está generando nuevas figuras políticas como la del migrante climático, la persona forzada a migrar a consecuencia de cambios en su lugar de residencia, como la subida del nivel del mar o el aumento de las sequías. Pero no es una condición exclusiva de los humanos. Microorganismos, plantas y otras especies encuentran desplazadas sus condiciones óptimas para la supervivencia. Tarde o temprano, se pondrán en cuestión conceptos como autóctono o alóctono.
El proyecto nace de la consideración del futuro de las ciudades como espacios de convivencia entre especies. Toma la naturaleza como cuestión política y traslada al Palau Robert la discusión sobre la ética ambiental.
Fotografía: Salva Lopez
Palau Robert: Passeig de Gràcia, 107 (Barcelona)