«El desafío de la arquitectura sostenible es usar madera, pero de la forma más eficaz posible» Albert Gil Margalaf, CEO de Batlleiroig.
De profesión arquitecto, Albert Gil es CEO y uno de los principales socios de Batlleiroig, además de liderar el grupo de más de cien profesionales que conforman el despacho. En esta entrevista analizamos cómo los materiales vernáculos han vuelto a la construcción moderna y sostenible.
“Comprometidos con el medioambiente e implicados en la búsqueda de soluciones para resolver la emergencia climática” es una de las frases con las que Batlleiroig define el ADN de su empresa. En esta entrevista a Albert Gil Margalef, CEO, indagamos sobre las construcciones en madera y la actualidad del sector de la arquitectura y diseño.
Arquitecto de profesión, Albert Gil es CEO de Batlleiroig desde hace dos años y medio, pero su trayectoria en la empresa se remita a hace más de una década. Es un fiel defensor del uso de la madera en la construcción de edificios que quieran ser más sostenibles. Sin embargo, comprende a la sostenibilidad como un proceso de varios pasos para lograrlo e insiste en que no cualquier uso de la madera es válido para descarbonizar una vivienda.
El uso de la madera está en auge, ¿por qué se vuelve a utilizar materiales de este tipo?
La industria de la construcción en el siglo XX hizo una apuesta muy grande por materiales como el acero, el vidrio o el hormigón y se abandonaron materiales vernáculos como la piedra y la madera. Si analizamos por qué volvió la madera con tanta fuerza, tenemos que tener en cuenta tres factores. El primero es la descarbonización: estamos en emergencia climática y, entonces, la madera tiene como característica que no sólo no emite CO2, sino que además lo almacena. El segundo es el factor humano, ya que, si antes veíamos que el uso de hormigón, el vidrio o el acero nos daba un tipo de estilo frío, ahora estamos preocupados porque los edificios no sólo sean sostenibles, sino que generen beneficios estéticos a las personas, sean acogedores, etc.
Pero estamos hablando no sólo de paneles o decoración en madera, sino que ahora se usa en estructuras de gran tamaño.
Exacto, aquí entraría el tercer punto a favor de la madera. Ha habido una revolución tecnológica alrededor de la madera, dándonos nuevas prestaciones que antes no teníamos. Contamos con madera laminada que nos da productos como pilares, vigas y paneles y con esto podemos hacer estructuras de edificios. Si tenemos en cuenta que el 40% de los materiales de un edificio corresponden a la estructura, si la misma ya es de un material descarbonizante como la madera, vamos en línea con el objetivo de ser más sostenibles. Es también importante resaltar que hay que usar la madera de una manera eficiente, porque también vemos una imposición de usarla sólo porque es más sostenible, pero no siempre es así. Hay que hacer un uso racional de la madera, el desafío es que, con la mínima madera posible, ser lo más eficiente posible.
¿Cuál es el punto intermedio para que el uso de la madera sea sostenible?
En Cataluña, por ejemplo, tenemos un problema muy importante en los bosques. Se producen muchos incendios porque los bosques no se mantienen y porque la economía de las zonas rurales se está muriendo. Al contrario de lo que piensa la gente, de que por usar madera vamos a tener que talar árboles, si se hace una gestión planificada de los bosques, vamos a obtener madera de los árboles que son necesarios talar. Esto es muy positivo porque se le da valor a los bosques y los árboles. De lo contrario, vamos a tener bosques extensos, con árboles muy cercanos unos de otros y que corran riesgo de incendiarse.
Si caminamos por el 22@ de Barcelona podemos ver muchos edificios de madera, ¿ese proyecto es replicable en otras ciudades de España?
Totalmente. En estas zonas, el cliente final son las empresas, al tratarse de un barrio con muchas oficinas. Y las empresas están muy preocupadas por el aspecto de los lugares donde van a trabajar sus empleados. Hay una lectura muy clara de que esos edificios tienen que ser sostenibles, sin embargo, en las viviendas, ese objetivo no es tan claro. El 22@ ha sido un motor de innovación importante y que puede imitarse en otras ciudades. En Madrid, por ejemplo, hemos empezado a trabajar, pero con clientes un poco más conservadores.
¿Cómo se puede llegar a través de la sostenibilidad a la idea de ciudades futuras?
Cuesta mucho sintetizar en dos frases cuáles van a ser los paradigmas que rijan las ciudades del futuro. A veces cuesta pensar en sostenibilidad como un solo criterio. Para que una ciudad sea sostenible debe cumplir una serie de requisitos, que englobarlos sólo bajo la palabra sostenibilidad sería acotado. Algunos de estos factores son incorporar biodiversidad, gestionar el agua de forma sostenible, promover la movilidad, la productividad y el reciclaje. Cada acción que hacemos en base a estos puntos implicaría avances en materia de sostenibilidad.
¿Qué significaría un triunfo de esas ciudades ideales?
Dar las mejores condiciones de vida a las personas y al planeta, que es el objetivo que tendríamos que tener todos.
¿El proyecto de la Super Illa de Barcelona se asemeja a esa idea?
Podría encajar perfectamente. Creo que la discusión de la ciudad debe darse alrededor de la movilidad privada, no puede ser que usemos los coches de manera individual. Hace falta un impulso muy importante del área metropolitana en cuanto al transporte, que no se pueda usar la misma bicicleta de un municipio a otro. Además, es necesario integrar la accesibilidad de la ciudad al Parque de Collserola, teniendo un pulmón tan grande y dentro de la ciudad, no se puede desaprovechar con poca conectividad.
¿Cuáles son los nuevos talentos y actuales referentes en arquitectura?
Lo que más me ha llamado la atención últimamente no es una persona en sí sino un proyecto llamado IBAVI. Es la corporación que se encarga de gestionar todo el parque de la vivienda pública de las islas baleares.
Habéis desarrollado alianzas con universidades desde Batlleiroig, ¿España es una buena cantera de talento arquitectónico?
No sólo tenemos buenos talentos, sino muy buena formación comparada con el resto de Europa. Cuando vas a oficinas de gran tamaño en otras partes de mundo se ven españoles en cargos importantes. Pero lamento que no hayamos sido capaces de generar diferentes nombres de despachos que hayan podido diferenciarse de manera internacional. Si vas a Dinamarca o Países Bajos, países mucho más pequeños que España, puedes ver que han tenido la visión de que su mercado era el mundo y no sólo su país. El camino que tenemos que seguir es el de tener la capacidad para pensar que nuestro rango de actuación es el mundo entero.
En 2021 crecieron a doble dígito y sumaron nuevas oficinas en Madrid, ¿la crisis energética ha ajustado sus previsiones de crecimiento?
En 2022 cerramos en la misma línea de 2021, pero como tenemos nuestro negocio diversificado por trabajos y por ciudades, tenemos una visión positiva para 2023. Lo que más frena a nuestro sector son el aumento de los tipos de interés, porque condiciona el poder de inversión.
Desde hace varios años han sido los encargados de modificar, rediseñar y ampliar oficinas de Inditex, ¿cómo han cambiado los espacios de trabajo en los últimos años?
El mundo de la oficina ha hecho una evolución enorme en los últimos diez años, impulsada por la visión de sostenibilidad que quieren incorporar todas las empresas. Además, se han puesto a las personas en el centro de las organizaciones, lo que supone darles mejores espacios a los trabajadores. El cliente quiere contar con espacios de calidad, de trabajo, de compartir, de comer, de descanso, todos bajo el mismo techo. En Batlleiroig hemos incorporado esta visión holística de los clientes a nuestros proyectos.
Otro componente importante es que cada empresa se ha querido diferenciar a través del diseño y la arquitectura, hay una visión de transformación de la organización. Las oficinas hoy en día compiten con nuestros propios hogares, por eso hay que ofrecer una mejora al mismo hogar, con espacios para cada necesidad de la jornada laboral, desde el café, la comida, la reunión grupal o los espacios privados donde nadie estorbe.