Líneas depuradas y carácter escultórico, así es la nueva oficina de Febrero Studio en Madrid.
Febrero Studio estrena oficina en un edificio clásico situado en el barrio madrileño de Justicia. Esta reforma integral, que divide el espacio en dos zonas diferenciadas, ofrece un espacio de trabajo funcional que destaca por el empleo de materiales nobles.
Utilitas, firmitas, venustas
El arquitecto romano Marco Vitruvio proponía, hace más de 2.000 años en su tratado De Architectura, que la arquitectura debe responder a tres principios básicos: la utilitas (utilidad), la firmitas (firmeza) y la venustas (belleza). Pese al paso de los años, este mantra parece conservarse en algunos proyectos contemporáneos, demostrando la validez de estos principios.
Buen ejemplo de ello podría ser la obra de Febrero Studio. Fundado por los arquitectos e interioristas Mercedes González Ballesteros y Jesús Díaz Osuna en 2016, ellos mismos sostienen que un buen diseño debe regirse bajo esos tres principios. De hecho, si atendemos a su último proyecto -su propia oficina- responde claramente a criterios funcionales pero sin olvidar la dimensión estética.
Dos zonas diferenciadas
El proyecto se sitúa en un edificio clásico del madrileño barrio de Justicia, concretamente en la calle Conde de Xiquena. Tras una reforma integral, el espacio resultante de esta oficina de 200m2 de superficie se divide en dos zonas diferenciadas que responden a los usos requeridos por el programa funcional. De este modo, la primera se destina a la recepción y sala de espera, mientras que la segunda corresponde al espacio de trabajo.
Formalmente, el primer espacio emana una sobriedad formal materializada en lineas depuradas y aspecto minimalista, casi escultórico. El segundo espacio, que corresponde a la zona productiva, se muestra más doméstico y amable para poder acoger el uso diario del estudio.
Ambos espacios se complementan y relacionan gracias a unas embocaduras materializadas en madera de roble en el muro que los separa. De este modo, el espacio se entiende como una unidad pero se pueden diferenciar los usos.
Microcemento, lino y mármol portugués
La riqueza del espacio interior se ve reforzada por los materiales que visten paredes, suelos y mobiliario. Destaca el empleo de microcemento para sectorizar la zona de acceso y recepción y separarla materialmente de la zona de trabajo, en la que se ha utilizado una moqueta de fibra natural para cubrir el pavimento.
Completan el proyecto cortinas de lino, mobiliario de roble tintado, superficies de mármol portugués y sanitarios con piedra de Campaspero.
Fotografía: Germán Sáiz