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Inma Bermúdez, Premio Nacional del Diseño

Inma Bermúdez después del Premio Nacional de Diseño: a la búsqueda del bienestar.

Mujer, madre y diseñadora, Inma Bermúdez posee un espíritu inquieto y lleno de vitalidad que le ha llevado a convertirse en la ganadora del Premio Nacional de Diseño 2022. Su carrera despegó tras convertirse en la primera española en trabajar para IKEA, luego vino la lámpara Follow Me y el resto, es historia. Su curiosidad va más allá de los objetos y ahora, se centra en las personas y en el futuro del planeta. Hablamos con ella sobre diseño, vida y sostenibilidad.

De Inma Bermúdez (Murcia, 1977) se pueden decir muchas cosas, pero quizá sean los múltiples sobrenombres (uno de ellos es «Inma Smart») por los que se la conoce los que sean más precisos a la hora de describir la personalidad y el trabajo de la diseñadora. Este es su año: ha ganado uno de los Premios ADI 2022, otro de los Premios ADCV 2022 y el Premio Nacional de Diseño.

Pudimos estar con ella y preguntarle acerca de este excelente momento profesional, y de los retos que le plantea el futuro; ella simplemente responde: «quiero parar y pensar». El marco que lo hizo posible fue la segunda cita anual sobre arquitectura y economía circular en la localidad alicantina de La Nucía, centrada en la creatividad y la sostenibilidad. Junto a Inma Bermúdez, ha reunido a la Premio Pritzker de Arquitectura Carmen Pigem, de RCR Arquitectes, y al Premio Architizer A+ José Luis Campos Rosique del estudio de arquitectura Crystalzoo, que ha sido uno de los organizadores junto al Ayuntamiento de La Nucía, la Universidad de Alicante, el Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante y el Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana.

jornada arquitectura alicante inma bermúdez crystalzoo
Inma Bermúdez durante su ponencia en las Jornadas de Arquitectura Circular de La Nucía

¿Cuándo supiste que querías ser diseñadora? Dices que siempre has dibujado, pero de ahí a dedicarse al diseño industrial hay un paso importante, casi definitivo.

Iba a clases de dibujo desde pequeña, pero mis dibujos ya eran diseños. Diseñaba cómo quería que fuera mi habitación, y dibujaba muebles con cajones y cosas así, y siempre tuve mucha curiosidad por los objetos. Desmontar los relojes ya era una forma de mirar las cosas, y tiene mucho que ver con la psicología del objeto y con el diseño de producto. Después de Selectividad, no me imaginaba haciendo nada más que no fuera diseño industrial.

¿Quién fue el diseñador/a que más te inspiró cuando estudiabas?

Cuando estaba estudiando en Alemania descubrí el decálogo de Dieter Rams, y se convirtió en mi mantra. Lo escribió hace cincuenta años y sigo pensando en que me gustaría diseñar tal y como piensa Rams.

dieter rams decálogo para el buen diseño

De todas las cosas que has hecho hasta ahora, ¿qué proyecto fue el que cambió tu vida? 

Cada proyecto ha sido importante, pero por motivos diferentes. En IKEA aprendí y trabajé en muchas tipologías de objetos. No hay muchas empresas en el mundo en las que puedas investigar y producir tanta diversidad de diseños. La lámpara Follow Me que diseñé para Marset sí fue un punto de inflexión importante, ¡pensaba que ya no podría hacer nada mejor! Hay quien ya la cataloga como un clásico del diseño, y me sigue pareciendo increíble. Entre mis últimos proyectos, la dirección de arte de la bodega Dominio de la Vega me ha hecho ser consciente de que puedo ser capaz, desde una perspectiva diferente, de aportar soluciones válidas más allá del diseño gráfico o un branding. Aunque me considero una persona insegura, me ha ayudado a liberarme de muchos de los miedos que me asaltan cuando me enfrento a algo nuevo.

lámpara Follow Me Marset diseñada por Inma Bermúdez, Premio Nacional de Diseño
Follow Me, de Marset

¿Insegura? Suena un poco a síndrome del impostor…

Sí, totalmente. De hecho me postulé al Premio Nacional de Diseño porque desde mi entorno me animaron a hacerlo, nunca me lo había planteado, ni por mi edad, ni por mi trayectoria. Pensaba que era un premio a la totalidad de la carrera de un diseñador, no creía que fuera a ser para mí, la verdad.

¿Cómo te convencieron para que te presentaras?

Cuando me di cuenta de que podría ser importante para cambiar ciertos patrones sociales que no se ajustan a la realidad, y crear referentes nuevos. Creo que tiene que ver con la actitud que tenemos las mujeres de no necesitar llenar la parcela del ego con un reconocimiento externo como un premio. Ahora me he convencido de que quizás mi ejemplo pueda servir a otras mujeres de otras disciplinas, y estoy feliz. Espero que se sientan igual de poderosas y capaces de poder recibir un premio a su trabajo. Las mujeres hacemos muchas cosas muy bien, solo nos lo tenemos que creer un poco más.

Inma Bermúdez, Premio Nacional de Diseño, en su casa de Valencia

Eres la tercera mujer y el más joven ganador de cuantos han recibido el Premio Nacional de Diseño. ¿Crees que hay un cambio de paradigma? ¿A quién se lo darías?

Uy, no lo sé, hay tantos profesionales tan buenos… Creo que se lo daría a una mujer. A Patricia Urquiola, que no lo tiene y se lo merece como la que más.

Eres madre, y seguro que has detectado problemas de diseño en los objetos relacionados con la infancia, desde utensilios a juguetes. ¿Qué has encontrado, que afecte a la forma en que los niños se relacionan con los objetos, que pueda hacerse de otra forma? 

Principalmente, creo que a los niños hay que darles libertad para experimentar. El aprendizaje se basa en la prueba y el error, y en mantener una actitud que condense la necesidad de jugar con el crecimiento. Todos somos creativos, pero el modelo educacional no fomenta relaciones sanas con los objetos, y está centrada en una acumulación muy materialista. Creo en los juguetes y en los objetos atemporales que duran y que no están limitados a franjas de edad. Mis hijos juegan tanto con un Lego que era de su padre (su pareja, el arquitecto Moritz Krefter) como con una batería de cocina o con un palo.

Inma Bermúdez y Moritz Krefter
Inma Bermúdez y Moritz Krefter

Aunque has nacido en Murcia, vives y trabajas en Valencia, que está en plena efervescencia cultural, sobre todo en lo que respecta al diseño, con empresas y diseñadores llevando a cabo grandes proyectos. El año pasado el Premio Nacional recayó en tu colega Jaime Hayón, que también tiene aquí su base. ¿Qué está pasando en Valencia? ¿Es un síntoma de que las cosas están cambiando o siempre fue así pero no sabíamos verlo?

Siempre ha sido así, pero no lo hemos sabido contar. Cuando yo estudiaba, en Valencia ya estaba el CEI, la ESAT, el Politécnico… Ahora también hay escuelas privadas muy buenas, y siempre ha habido mucha industria cerámica y del mueble, y buenos profesionales que se dedican al diseño. Madrid y Barcelona han sabido transmitir mejor la capacidad de su infraestructura. En realidad no hemos inventado nada, solo nos hemos hecho más visibles. En Valencia se ha trabajado mucho, y hay empresas como Vondom o Andreu World que están a la vanguardia del diseño de mobiliario, que colaboran con Philippe Starck y con muchos otros. Las colaboraciones con diseñadores extranjeros no se deben a que les guste España, sino a que hay un volumen de negocio real, porque además de creatividad hay una infraestructura capaz de exportar productos de altísima calidad y con una filosofía muy respetable detrás.

En mayo de este mismo año, el Vitra Design Museum organizó una exposición con el plástico como tema principal, «Plastic. Remaking Our World». Se hacía un repaso por la creación y expansión de los plásticos y la fascinación de la industria por él, y se planteaba la cuestión de si existe margen para la sostenibilidad en un mundo que funciona a base de plásticos, a pesar de que ya hay materiales como los bioplásticos que dan un poco de esperanza a los nuevos modelos de producción. ¿Has trabajado con estos materiales? 

He trabajado con poliéster reciclado procedente del Mediterráneo en un proyecto muy local con IKEA, que se vendió en muchos países. Pero creo que no todo el plástico puede sustituirse por la madera o el aluminio, no sería viable económicamente. El problema es cuando el plástico se emplea en objetos de un solo uso a nivel masivo, como las botellas de agua. Eso lo hace insostenible. Creo que hay que dignificar el plástico como material. Tampoco todo el plástico que procede del petróleo es malo. Por poner un ejemplo, ese tipo de plástico es muy necesario en hospitales y en otros sectores.

¿Cómo crees que pueden aplicarse estas soluciones a gran escala industrial?

Pensando. Diseñé el gancho KNOPARE para Ikea en material recuperado de redes de pesca danesas. La intención del diseño era poder contar la historia del material, que tenía su origen en el mar, y le dimos forma de barco. También con Ecoalf, que está muy centrado en la recuperación. Es posible producir en masa objetos con una filosofía detrás, y diseñarlos para que sean duraderos, reparables o intercambiables. El reciclaje es la última opción. Antes hay que intentar que el objeto siga siendo útil y funcional. No tirar a la basura, especialmente si el objeto es de plástico; ese tendría que ser el objetivo de la industria y de los consumidores.

colgador con forma de barco de ikea diseñado por Inma Bermúdez, Premio Nacional de Diseño

En «Contenedor Blanco» propones el papel colaborativo y transversal de los ciudadanos y la administración para reciclar de forma efectiva en los hogares. ¿En qué punto está el proyecto? ¿Cómo puede ayudar a reducir más del 40% de los plásticos en el hogar? 

Es un proyecto muy ambicioso, que necesita de mucha financiación, y que ahora mismo está en stand by. Mi papel era diseñar ese contenedor. También ayudar a los empresarios a pensar de qué manera podemos ponérselo fácil a los ciudadanos para entender la recogida selectiva de plásticos mediante una aplicación que escaneara los códigos de barras de los envases. No todos los plásticos se pueden reciclar. Y no todos aprendemos con la misma rapidez a identificar cada tipo de plástico, aunque deberían estar marcados en cada envase. Se reciclan los de tipo 1, 2 y 5.

Saber reciclar bien es como tirar oro al contenedor, hay desechos que pueden ser muy valiosos para la industria y para el medio ambiente. Pero queda mucho por hacer, porque la tonelada de plástico reciclado es mucho más cara que la de plástico virgen, y si queremos cumplir el objetivo propuesto por Europa de que antes de 2030 todos los envases sean de plástico reciclado, ¡necesitamos mucha materia prima! Me encantaría poder llevarlo a cabo, participar en algo tan grande.

botellas de vino con etiquetas de diseño
Bermúdez ha rediseñado las etiquetas de Dominio de la Vega, reduciendo la huella de carbono y utilizando tintas al agua.

Hace unos años, participaste en la iniciativa «Por un Ministerio del Diseño» junto a otros profesionales, donde se planteaba la necesidad de implicar a los diseñadores en la administración. Vemos diseño gráfico en las ciudades como elemento decorativo pero falto de coherencia (con honrosas excepciones). También vemos diseño en el mobiliario público, que suele ser incómodo, poco funcional y además, feo. Por no hablar de las webs y de la usabilidad de los portales de la administración. ¿Por qué no os escuchan? 

No lo sé. Ahora que me han dado el Premio Nacional de Diseño, uno de mis propósitos es hablar de ello a quien quiera escucharme. Los diseñadores podemos y debemos estar en los consejos de las empresas, en el Congreso. El Design Thinking, que está tan de moda ahora, es algo propio de esta disciplina, ¡nos lo ha copiado todo el mundo! Ojalá nos escuchen, ojalá la política tenga más en cuenta al diseño. Ojalá las cosas cambien.

Inma Bermúdez 2022 diseñadora y Premio Nacional del Diseño

En una entrevista dijiste que “la labor del diseñador en el futuro puede ser también reinventar servicios y maneras de relacionarnos, como hacen los arquitectos con las ciudades”. Aunque procedes del diseño industrial, ¿ahora te interesa más el diseño de servicios?

Quiero parar y pensar hacia dónde voy a dirigirme. Solo sé que puedo detectar ciertos problemas, y que puedo aportar soluciones, que tengo esa forma de mirar las cosas y cuestionarlas, y, en algunos casos, mejorarlas. Me ha costado llegar a este punto, me ha costado mucho creérmelo. No sé cómo, pero sé que soy capaz, así que espero tener muchas oportunidades para trabajar después del premio nacional de Diseño. Quiero investigar y aprender sobre diseño estratégico, sobre el diseño de experiencia. Hay que pensar todo desde una perspectiva global porque todo influye en el bienestar, en el estado de ánimo, en la manera de estar en el mundo y vivirlo.

Fotografía: Alejandro Muñoz / Studio Inma Bermúdez

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