Una mini casa de 45 m2 se convierte en una vivienda flexible.
Con más años de historia que metros cuadrados, este pequeño apartamento situado en el centro histórico de Madrid ha sido reformado por P + S Estudio de arquitectura con la principal premisa de crear un espacio transformable.
Mini casa histórica en Madrid
Datado en 1850, este pequeño apartamento en el centro de Madrid cuenta con una superficie de 45 m², de los cuales sólo 35 son aprovechables. La distribución inicial albergaba dos dormitorios, una cocina, un baño y un salón. Uno de los dormitorios y la cocina no disponían de luz ni ventilación natural, y al baño se accedía por esta última. Una solución nada práctica con la que su nuevo propietario quería acabar, por lo que se derribaron todos los tabiques interiores y quedó tan solo el perímetro estructural.
La premisa principal: una distribución flexible
Para aprovechar el poco espacio disponible de esta mini casa, había que generar una nueva distribución, más flexible y transformable. Se definió un eje húmedo que recoge la cocina y el baño, interrumpido por el recibidor que se sitúa en el centro. La cocina se abre al salón, situado en otro eje junto al dormitorio. Este está pensado como un espacio multifuncional que puede destinarse al ocio, el descanso o el trabajo gracias a su cama abatible.
Dos paneles móviles comunican el salón con el dormitorio y permiten sumar o restar metros a estas estancias. Además, la planta puede comunicarse entera o dividirse para distintos usos. Una solución que transforma continuamente el espacio y genera diferentes relaciones visuales. Entre los dos tabiques móviles se crea un espacio de transición articulado por un armario-estantería que cumple las funciones de almacenaje.
Materiales: pocos y sencillos
Los materiales elegidos para esta reforma son pocos y sencillos. “La estrategia con el material consistió en minimizar la cantidad de elementos empleados, de modo que la materia contribuyese a unificar la operación espacial y con ello a reducir los recursos empleados en la obra”, nos cuentan Francisco Parada y Laura Salvador, creadores del estudio de arquitectura P + S.
Se definió la madera de abeto como material principal, utilizado en pavimentos y mobiliario de todo el apartamento; así se consiguió una expresión continua entre todos los elementos. Para cocina y baño se utilizó microcemento gris claro con el objetivo de evitar juntas y facilitar el mantenimiento.
Los paneles móviles que separan el dormitorio del salón se fabricaron en madera de abeto y policarbonato, un material semitransparente que deja pasar la luz y crea un interesante juego de luces y sombras.
Mantener la esencia
Tanto para el estudio de arquitectura como para el propietario, era muy importante poner en valor los elementos originales de la vivienda. Por ello, decidieron desvestir la pared principal y dejar vistos los ladrillos y las vigas de madera de 1850. Se pintaron de blanco, como el resto de paramentos verticales, algo que hace reflejar la luz y ayuda a percibir el espacio más amplio.
También se conservaron las carpinterías de las ventanas principales, y se limpiaron las contraventanas interiores, dejando vista la madera de pino original con su pátina adquirida a lo largo de casi dos siglos.
Fotografía: Imagen Subliminal