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El pequeño taller creativo de un artista en Carabanchel, por Zooco Estudio.

La histórica colonia Tercio y Terol del madrileño barrio de San Isidro, en Carabanchel, es el telón de fondo de este proyecto de Zooco Estudio. Un taller multidisciplinar para un cliente polifacético que encargó a Miguel Crespo Picot, Javier Guzmán Benito y Sixto Martín Martínez un espacio donde desarrollar su faceta más creativa.

Un pequeño taller en Carabanchel

En una antigua vivienda de dimensiones reducidas, el equipo multidisciplinar de Zooco Estudio ha creado un espacio de trabajo inspirador. «Un lugar con todo lo suficiente y no más de lo necesario», que permite a su propietario desarrollar actividades creativas como la escritura, pintura o la meditación.

Austeridad, calidez y juegos visuales

Diseñado a partir de conceptos como la austeridad, la calidez y los juegos visuales, Amalarico –que es como ha sido bautizado el proyecto–, construye el clima necesario para que el artista desarrolle todo su potencial.

La austeridad viene dada por la obligada funcionalidad de todos los elementos que intervienen en el diseño. Un almacenamiento, zona de exposición y áreas de trabajo que conviven con materiales nobles y cálidos como el roble y la rejilla de mimbre. Un binomio que, combinado con el blanco de las paredes y cerchas metálicas, configuran y dan carácter al espacio.

Bañado de luz natural

Protagonista de la intervención, la luz natural inunda todo el interior. No solo a través de los amplios vanos abiertos en la vivienda y que añaden una nueva fuente de luz natural. También a través de espejos situados en puntos estratégicos para provocar interesantes juegos visuales, de dentro a fuera. De esta forma se logra una percepción del espacio mucho más amplia y rica en matices.

De planta rectangular y con acceso por una sencilla escalera sin barandilla, el espacio se organiza en dos alturas conectadas por una escalera móvil. La baja, con una zona en L diáfana, con enormes cristaleras y abierta a una terraza, que permite al propietario dar rienda suelta a la creatividad. La zona interior de la planta, más recogida y tranquila, se reserva para el dormitorio y su baño.

Espacio para la meditación

Con acceso a través de la escalera móvil que apoya sobre los armarios de madera y frente de rejillas de mimbre, el altillo se reserva para la meditación. Bajo la reducida altura libre que dejan las cerchas metálicas y dominando visualmente el resto del taller, alberga un rincón perfecto para la introspección.

Fotografía: Imagen Subliminal

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