Studio Modijefsky recupera el tradicional «brown cafe» de Ámsterdam.
El estudio holandés ha rescatado la esencia de los típicos "brown cafe" que se establecieron el centro de la capital desde el siglo XVII. Materiales como el cobre, el terrazo, azulejos, telas y mucha madera recrean en Arie Op de Hoek aquél ambiente entre cafetería y taberna donde antaño se reunían los vecinos del barrio.
Arie Op de Hoek, el regreso del brown cafe
Con 143 m2 de espacios interiores y 50 de terraza, Arie Op de Hoek ocupa un edificio de 1876 cuya situación, en la intersección de la Ferdinand Bolstraat y Quillijnstraat de Ámsterdam, le da su segundo nombre: «op de hoek» («en la esquina» en danés). Un lugar emblemático en la ciudad, sede, tras la Segunda Guerra Mundial, de «The Gezellige Club», y ocupado desde entonces por diversos bares o cafeterías.
Recuperando la tradición
Ahora, el local emerge como un moderno «café marrón» (brown cafe), término local utilizado para referirse a los bares típicos de Ámsterdam que, a medio camino entre cafeterías y tabernas, inundan el centro de la ciudad desde el siglo XVII. Fueron creados originalmente por personas que vivían en las plantas bajas. Abrían sus casas para servir alimentos y bebidas con el fin de aumentar sus ingresos. Su nombre proviene del incesante humo de cigarros que decoloraba sus paredes. Una imagen a la que el nuevo espacio rinde homenaje con los paneles de madera teñida que revisten su interior.
Materiales de época
Para recrear la atmósfera original del siglo XVII, Studio Modijefsky ha optado por materiales de la época, como cobre, terrazo, tejas, telas y madera. El haya oscurecida crea, además, un fuerte contraste con el cobre envejecido y los mármoles rojos de la barra frontal.
Baldosas azules en una amplia variedad de tonos acentúan los contrastes y conectan el techo amarillo y rojo con la trasera del bar. Esta última, presidida por un gabinete de enfriamiento hecho a medida. Recuerda a las neveras fabricadas artesanalmente y que bien podían haberse encontrado en este edificio a principios del siglo XX.
La barra, la gran protagonista
Visible desde ambas entradas, la barra emerge como la gran protagonista del espacio. Se apoya sobre un pavimento de terrazo tradicional holandés y con una barandilla de latón que añade un toque clásico. El mostrador es de mármol y refleja la luz de neón que atraviesa el techo brillante, también de azulejos.
A nivel funcional, la barra señala la transición ente dos áreas. Una de asientos altos, en la zona delantera; y otra baja, donde sentarse más cómodamente. «Cada una de ellas invita a un estado de ánimo distinto», señalan desde Studio Modijefsky, quienes nos cuentan que han diseñado dos atmósferas completamente diferenciadas.
Dos ambientes, dos estados de ánimo
El rico paisaje visual de la zona frontal se transforma en un ambiente monótono y más relajado en la posterior. Más estrecha, esta última aprovecha las aberturas originales en un muro ahora ciego, para colocar espejos que potencian la amplitud visual. Otros elementos, como los detalles de madera de los apliques de pared, son el resultado de recuperar y transformar objetos del edificio original.
Todo en Arie Op de Hoek, desde las preexistencias a las nuevas incorporaciones, se combina para crear una atmósfera auténtica que está desapareciendo de la ciudad. Un lugar al que vas a tomar una cerveza rápida y al final te quedas mucho tiempo más. Un local que pronto se convertirá en el segundo hogar de muchos holandeses.
Fotografía: Maarten Willemstein
Arie Op de Hoek. Ferdinand Bolstraat 24. 1072 LK Amsterdam, Países Bajos.