Reforma sencilla y low cost, muy lograda, en un piso antiguo del Eixample.
La vivienda, de 70 m2, está situada en un antiguo edificio de 1930 en el Eixample barcelonés. Su reforma sencilla y de presupuesto ajustado ha sacado a la luz lo que ocultaban capas y capas de pintura y distintas intervenciones. Gracias al estudio Forma, ha recuperado su esencia catalana: pavimentos hidráulicos y techos abovedados. Hoy luce cómoda, luminosa, actual y con un estilo muy actual.
El reto de una reforma sencilla
Los propietarios, una pareja joven, encargaron su rehabilitación al estudio Forma, especialistas en realizar reformas integrales mediante procesos sencillos. Su fundador y CEO, Adrián Elizalde, nos explica el planteamiento: “En la reforma buscamos conservar el máximo de elementos originales de la arquitectura catalana. Esto, a la vez que transformar el espacio en una atmósfera moderna y renovada”, explica el arquitecto.
Originalmente, el piso contaba con un balcón a la calle; el resto de la casa daba a un patio interior. Tenía la típica distribución compartimentada del Eixample, con distintos materiales e instalaciones que se habían ido superponiendo a lo largo de los años.
La principal acción llevada a cabo ha sido la ‘defoliación’ selectiva de todas las capas superpuestas hasta llegar a los elementos constructivos tradicionales: baldosas, techos abovedados y carpinterías originales. A continuación se simplifica la distribución para conseguir espacios más grandes y mejor iluminados. “Considerando el reducido presupuesto del que disponíamos, decidimos mantener la ubicación de las instalaciones de la cocina y el baño, renovándolas completamente y, así, emplear más recursos en el resto del casa».
En busca del tesoro: baldosas, techos abovedados y carpinterías
“Antes de nuestra intervención, el apartamento tenía una imagen decadente, deteriorada y muy oscura debido a la excesiva división de los espacios”, indica Elizalde. Por tanto, lo primero fue limpiar y luego reorganizar. Ahora se accede a través de un recibidor que conecta con una pequeña habitación. Un pasillo de cemento atraviesa la cocina y el baño, y conduce a la zona común y el dormitorio.
Enseguida, todos los tesoros que escondía la vivienda fueron apareciendo. El estudio se centró, especialmente, en realzar los colores y dibujos únicos del pavimento de baldosas. Se han mantenido el mayor número de piezas, descartando sólo las que estaban en muy mal estado. Y se han rehecho los preciosos dibujos en ciertas zonas, adaptándolos a la nueva distribución y las necesidades del suelo.
Para potenciar la luz natural y dar homogeneidad al proyecto, pintaron todo el apartamento en blanco. Así, realzaron el suelo de baldosas y sus colores. Los nuevos materiales, aunque claramente contemporáneos, sintonizan armoniosamente con los originales y crean una atmósfera homogénea y atemporal.
El comedor forma el corazón de la casa
Organizada la nueva distribución, se utilizan puertas correderas para conectar los espacios. De ahí que las divisiones interiores se diseñan con grandes oberturas para difuminar la percepción de confinamiento y resaltar la de amplitud. El comedor es el centro neurálgico, el espacio más importante de la casa.
Su protagonista: una mesa que sirve para todo. Es la única mesa en toda la vivienda. Está situada entre el salón, el dormitorio principal y la cocina y reúne todas las actividades. Cuenta con una longitud de 3,10m y sirve como mesa de estudio, de comer, mostrador de cocina, lugar de reunión, etc. Está acompañada por un banco de 5,20m a lo largo de la pared que cumple las funciones asiento, estantería y espacio de almacenamiento. Las sillas Belloch de Lagranja Design en blanco y negro que edita la firma Santa & Cole completan la escueta decoración del espacio.
Unas puertas correderas conectan los ambientes
Comedor, salón, cocina y dormitorio se conectan a través de un sistema de puertas correderas. Gracias a ellas, se transforman los ambientes para aportar privacidad y dar una mayor intimidad, o bien para ampliar el espacio. Se deslizan por fuera y siempre a la vista, generando una composición dinámica de los límites. Y otro gran acierto: al sustituir la pared opaca por vidrio en la parte superior del tabique, se amplía la sensación espacial sin restar privacidad y se mejora la iluminación natural de las estancias.
Los diferentes dibujos de las baldosas hidráulicas del suelo están enmarcados como si fuesen alfombras. Junto con la madera y el blanco de las paredes, logran crear nuevas atmósferas, cómodas y desahogadas en un gran espacio con una personalidad única.
Fotografía: Adrià Goula