BABELstudio diseña un coworking compactado en 39 m2.
Pese a sus reducidas dimensiones, Oslo Cowork, situado en Bilbao, cuenta con una ingeniosa plataforma que sirve para realizar reuniones. Esta práctica zona elevada convive con el estudio del fotógrafo Erlantz Biderbost y un espacio de coworking en la planta inferior.
Máxima funcionalidad en Oslo Cowork
Seguramente, en Bilbao, hay pocos lugares más minimalistas, luminosos y compactos que Oslo Cowork, diseñado por BABELstudio. Situado a lo largo de la Ría del Nervión, en el barrio de Olabeaga, este espacio funciona al mismo tiempo como estudio del fotógrafo de arquitectura Erlantz Biderbost y como coworking.
Para Andrea García Crespo y Michael Schmidt, fundadores en 2011 del estudio multidisciplinar bilbaíno, Oslo Cowork ha sido todo un reto. En sus 39 m2 con doble altura tuvieron que integrar de tres a cinco espacios de trabajo; una zona de reuniones que sirviera a su vez de área de descanso; un office; un baño y una gran zona de almacenaje.
Debido al reducido espacio en planta, desde el primer momento la decisión de ejecutar dos niveles aprovechando la doble altura del local condicionó el proceso proyectual. Por ello, Crespo y Schmidt decidieron elevar la zona de reuniones y descanso para separarla del área de trabajo, situada a pie de calle.
En lugar de desplazar la entreplanta hacia el perímetro del local, BABELstudio optó por organizar el espacio alrededor de un volumen exento central que contuviera todos los usos secundarios. Además, este mismo volumen da acceso a la planta superior.
Flexible y sin estridencias
La zona de acceso, la estantería y la zona de trabajo de la planta baja enmarcan el volumen central. Mediante una línea de mesas a cada lado (compuesta por varias mesas plegables diseñadas para la ocasión en colaboración con Proyecto Veta), es sumamente flexible. Esta disposición permite desarrollar diversas situaciones de trabajo y todo tipo de eventos; así como exposiciones cuando las mesas están plegadas en su totalidad.
A su vez, desde la plataforma se tienen unas vistas magníficas: a través de la fachada de doble altura se puede ver la isla de Zorrozaurre. Tal como indica el estudio: «La perfilería de la estructura de madera de la fachada está diseñada de manera que su separación permita una vista abierta hacia la Ría en el nivel superior, mientras que se estrecha lo suficiente para garantizar la privacidad de la planta baja».
Del mismo modo, en cuanto a los acabados del interior, todo se ha reducido al mínimo. Por ejemplo, se han usado baldosas hidráulicas de color rojo hechas a mano; madera de fresno en el volumen central, y estanterías y mesas combinadas con detalles en latón.
Finalmente, el volumen central se ha diseñado en verde oscuro para que contrarreste con el suelo rojo y las piezas de latón. Sin embargo, aunque el zócalo que recorre el perímetro refleja los bloques de hormigón originales preservados en el techo, la plataforma luce una moqueta gris muy relajada. Sin duda, todo ello contribuye a crear una atmósfera la mar de acogedora.
Fotografías: Biderbost Photo