Vuelta de tuerca a la típica distribución de un piso en el Eixample.
La distribución de la vivienda, de 83 m2, era la clásica del Eixample barcelonés: alargada, estrecha y muy compartimentada. A ella se le sumaban dos muros de carga paralelos a las fachadas, que dificultaban aún más una nueva configuración. Todo un reto para el estudio AllAround Lab.
Reordenar para iluminar más y mejor
Noelia de la Red y Jordi Ribas, al frente de AllAround Lab, firman esta propuesta que ha dado un giro radical al antiguo piso y lo ha transformado en una vivienda amplia, diáfana, llena de luz y geometría.
Su propuesta organiza la casa en zonas de día/noche. Y coloca cada una en un extremo, para favorecer la privacidad sin renunciar a un espacio amplio y abierto.
AllAround Lab centró su proyecto en reordenar y dar luz al espacio del salón-comedor-cocina; asimismo, también se focalizó en el tratamiento del hueco en el muro de carga de la zona de día. En este nuevo espacio diáfano han eliminado las puertas y aumentado la altura del techo.
Juegos geométricos, giros, espejos y reflejos en el Eixample
«Nuestra idea ha sido llevar al interior del piso la máxima luz natural posible a partir de la apertura de los muros originales y el uso de materiales claros y espejos«, explica Noelia de la Red.
La clave está en cómo combinan desde la entrada en un juego de geometrías en los planos horizontales, suelo y techo. Así potencian la sensación de permeabilidad entre ambos lados del muro. El nuevo espacio relaciona el exterior con el interior, y aporta también luz natural, de la que carecía, a la parte intermedia de la vivienda.
Otro detalle interesante y que llama la atención es el giro del plano de espejo. De esta manera, desmaterializa la compartimentación de la cocina, la abren al pasillo y multiplican la luminosidad de la entrada y del pasillo que conduce a la zona más privada.
Blanco y negro para la cocina
En el nuevo espacio de la cocina, en esquina, la arquitectura mantiene el mismo diálogo de formas y volúmenes en suelos y techos. Se apuesta por los contrastes alternando el blanco con muebles en madera y otros lacados en negro, junto con un suelo de baldosas cerámicas.
El juego de contrastes se potencia a través de los distintos pavimentos. El gres porcelánico tipo terrazo de la cocina se conjuga con un parqué de madera que conduce al estar y al pasillo que lleva a la zona de noche. Las escasas piezas de mobiliario que decoran el piso proceden de El Recibidor.
La zona de noche en uno de los extremos
Un pasillo conduce a la parte posterior de la casa, donde están los dos dormitorios, que se ha dejado totalmente intacta. «Únicamente eliminamos un pequeño trastero que había para darle más espacio al baño y a la habitación interior», explica Noelia. “Aunque esta última es un pelín justa, pensamos en la posibilidad de que en un futuro pueda utilizarse como dormitorio principal y la habitación exterior pueda transformarse en un estudio o despacho».
Y es que el piso, actualizado para su venta, no tenía en el momento de la reforma un propietario concreto. De ahí que los arquitectos quisieron dejar muchas vías abiertas: «Intentamos que los espacios funcionasen como un lienzo en blanco en los que las personas que finalmente fueses a vivir allí pudieran plasmar su estilo personal».
Fotografía: Jose Hevia