La Casa de los Gigantes en El Cabanyal: la elegancia del detalle.
En el barrio valenciano de El Cabanyal‑El Canyamelar, la Casa de los Gigantes de Iterare Arquitectos emerge como una obra singular en un entorno histórico de pescadores. Una innovadora vivienda que, más que incorporar tecnologías de vanguardia descontextualizadas, apuesta por una profunda actualización histórica.
«Se trataba, sin caer en estilos ni simplificaciones, de dotar de una sensibilidad contemporánea a los materiales y técnicas constructivas mediterráneas, propiamente locales, eficientes y responsables, que tan bien han soportado el paso y el peso del tiempo,» cuentan desde el estudio valenciano Iterare Arquitectos.
Reinterpretación contemporánea de la tradición
Los arquitectos han utilizado técnicas y materiales como la piedra natural extraída localmente, los enfoscados tradicionales de cal y la madera recuperada de la propia vivienda. Aunque tradicionales, todos ellos incorporan una visión contemporánea más acorde con la vida actual.
Distribuida en dos plantas y un bajo-cubierta, la vivienda reserva la zona baja para las áreas comunes, mientras que la primera alberga los dormitorios. El bajo-cubierta se deja completamente diáfano.
La escalera, una gruta de reflejos, luces y sombras
Desde el punto de vista espacial, la escalera que comunica los distintos niveles se convierte en el elemento más importante de la casa. Completamente construida en piedra natural, ofrece una experiencia sensorial a quienes la recorren, como una suerte de gruta inundada de reflejos, luces y sombras.
Una fachada habitada por gigantes
Habitada por gigantes por deseo del propietario, artista de profesión, la fachada da nombre a la casa. Grabados en piedra y vidrio, estas figuras hacen referencia a las viviendas del pasado, cuya simbología era un fiel reflejo del carácter de sus propietarios.
Sin sobre-escribir, insultar o pervertir su pasado, la Casa de los Gigantes se convierte en un precedente para actualizar el patrimonio construido de uno de los barrios míticos de Valencia.
Fotografía: David Zarzoso