The Elder y The Jib Door. Sofisticación y dramatismo en Bath.
La ciudad inglesa Bath inaugura un nuevo restaurante con club privado de marcado estilo british. En el interior de un conjunto de casas georgianas catalogadas, The Elder y The Jib Door esconden el sofisticado y sorprendente interiorismo del estudio fundado por Tom Parker y Andy Goodwin, Fettle.
Tradición georgiana en The Elder
Situado en uno de los lugares icónicos de Bath, The Elder nace para ofrecer la mejor gastronomía del galardonado restaurador, Mike Robinson. La tradición georgiana del vecindario, la literatura, el pasado decadente de Bath y una oferta de comida británica de calidad constituyen los tres pilares de su diseño. Ocupando las que eran originalmente cuatro casas georgianas, su interior hace gala de una escala doméstica y muy acogedora.
Aunque parte del Hotel Indigo, el restaurante se concibe como una entidad independiente. Visible desde el vestíbulo del hotel, recibe a los visitantes con una barra panelada en madera bajo un impresionante pórtico de latón antiguo, con cómodos taburetes de cuero con pedestal en madera torneada y detalles en latón.
Una segunda barra ofrece otro rincón donde sentarse a tomar algo, con cómodos taburetes de cuero y latón, y un original espejo antiguo a modo de expositor de bebidas como telón de fondo.
Potenciar la arquitectura original
Respetuosa con las preexistencias, la intervención recupera y potencia muchas de las características arquitectónicas del espacio original. Entre ellas, los paneles de pared existentes, que han sido cuidadosamente restaurados. «Donde no había paneles, hemos instalado otros nuevos hechos a medida», cuentan desde Fettle. Los diseñadores se han encargado de añadir sutiles variaciones a las nuevas piezas para garantizar así que las generaciones futuras puedan leer las capas de historia en el espacio. La pintura verde con acabado esmaltado que los reviste añade antigüedad y textura a la superficie.
En el restaurante principal, un pavimento de madera envejecida en varios largos y anchos, y con acabado original, añade edad, textura y encanto. Mesas de madera hechas a medida conviven con sillas con una mullida tapicería de cuero y tachuelas de latón en los remates.
Una bancada corrida de cuero color canela y con respaldo de botones aporta un toque informal. Apliques de latón tradicionales con pantalla de tela y otros horizontales sobre los cuadros iluminan el espacio.
Arte, historia y taxidermia
Procedentes de ferias de antigüedades o artistas locales, las obras de arte que decoran el restaurante combinan piezas contemporáneas y tradicionales. Estas últimas hacen hincapié en la caza y la historia local de Bath, mezcladas con una selección de taxidermia antigua. Telas estampadas de colores, mohair y cueros, y unas llamativas cortinas de terciopelo naranja aportan sofisticación.
Un tesoro secreto teñido de rosa
La parte trasera del restaurante alberga un preciado tesoro. Un comedor más pequeño e íntimo, en una sala con gran importancia histórica por haber permanecido relativamente intacta a lo largo de los años. De nuevo, aquí se han conservado los paneles existentes, pintados en este caso en un color rosa más contemporáneo, pero con el mismo efecto vidriado del comedor. Con largas cortinas de terciopelo rojo, las sillas son las mismas del restaurante principal, aunque tapizadas en un color rojo oscuro. La chimenea existente se ha conservado y restaurado y, aunque no está en uso, proporciona un hermoso punto focal.
Un sofisticado club privado subterráneo
En la planta baja, el sótano y el sub-sótano del hotel, el club privado The Jib Door cuenta con su propia entrada desde South Parade. Conservando las bóvedas originales de piedra, el bar alberga una íntima barra bajo vigas de madera. En él, una espectacular barra con frente de cuero acolchado ofrece servicio de cócteles.
Alfombras tradicionales, tapicería estampada y de mohair en sillones y butacas estriadas aportan al espacio una sensibilidad lúdica. Artículos de aderezo adicionales, como obras de arte, piezas de taxidermia, llamativas lámparas, vitrinas de mariposas y velas agregan dramatismo.
Fotografía: Helen Cathcart