¿Existe el interiorismo feminista? Eso parece. Egue y Seta te lo muestran.
El estudio de interiorismo Egue y Seta ha renovado este ático en Barcelona en el que la idea de "lo femenino se asocia a un estilo de vida, alejado de tópicos y estereotipos. Nada que ver con la escenificación de la sensibilidad, la intimidad o el cuidado de otros". Así definen su propuesta a la hora de abordar esta reforma, solicitada por su propietaria, que vive sola.
Una vivienda solo para ella
«¿Existe el interiorismo feminista? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que existen cada vez más mujeres profesionales, independientes e incansables que tienen mejores cosas con las que “soñar” que con una casa de un color o de otro». Así se explica el estudio Egue y Seta, que afirman saberlo a través de las llamadas femeninas que reclaman su asesoramiento: «Nos llaman para que las ayudemos a diseñar el refugio que merecen, no para sus hijos o marido, sino para ellas, solas o acompañadas, cuando vuelven del trabajo o de donde les dé la gana.”
Ha llovido mucho desde que los interiores considerados femeninos debían ser por fuerza provenzales, rosa o shabby chic. “A muchas de ellas -explican los interioristas- las prestaciones de la cocina o los metros lineales de zapatero para tacones altos en el vestidor les importan tanto como el color de la alfombrilla del baño del vecino.»
Y a partir de esta tesis el estudio de Egue y Seta se ha “atrevido” a proyectar este ático de 48 m2 en Barcelona. “Es una casa pensado para ella. Y si tú también eres así, entonces también es un ático pensado para ti. Lo hemos llamado Para Ti Solita”.
El negro barre tópicos y estereotipos
Con esta premisa los arquitectos han iniciado la reforma que mantiene una distribución parecida a la original, un ático con doble altura. La zona alta cuenta con una habitación y un baño que no han formado parte de la reforma integral de la vivienda.
En la planta baja se mantiene una división parecida a la original, aunque se cambian algunos usos y se prescinde de algunos tabiques. Por ejemplo, la nueva cocina pierde las paredes que la segregaban del resto del espacio y traslada los electrodomésticos y armarios del lavadero hacia el cuarto de baño convertido en aseo. Para el pavimento se ha elegido un gres porcelánico de Marazzi en Jòdul. En cuanto al mobiliario, es de melamina negra mate hecha medida, por Disseny 9evo. Y, sin duda, por su color y sobriedad rompe los tópicos de casa femenina.
Ha bastado tirar un tabique para cambiarlo todo
Un mobiliario creado a la medida da paso a la vivienda. Como consecuencia de esta transformación, el hall de entrada se desdibuja y para el acceso, que ahora es a través del bajo de la escalera, se crea un mueble de recepción que sustituye la clásica consola. Se trata de un banco zapatero que gira alrededor de una barandilla parcial de listoncillos, que unen el techo con un mueble de televisión que le sirve como base.
Por otro lado, la pared que actualmente divide la cocina del comedor, en el estado original, se prolongaba un par de metros más hacia el balcón. Como resultado, el comedor estrecho e incómodo a su vez estrangulaba el paso y reducía, por fuerza, el salón, únicamente para generar un espacio residual, oscuro, mal integrado y posterior, que la propietaria usaba como despacho. Los interioristas de Egue y Seta han resuelto todos estos inconvenientes y han creado un nuevo salón.
Un nuevo salón más amplio, práctico y diáfano
Tras eliminar esa antigua pared, se generó un salón diáfano, moviendo el comedor hacia la antigua posición del estudio y conectándolo con el mobiliario de almacenaje. Esto permite ahora doblar su función hacia la de mesa de trabajo, cuando es necesario.
A la izquierda del comedor, y sobre la pared que lo separa del aseo, se ha construido un armario profundo que alberga una cama de invitados abatible, mientras que bajo el banco corrido que sirve de asiento a la mesa de comedor, se almacenan cojines, almohadas y ropa de casa.
El resto de las estanterías son decorativas y abiertas, y van colonizando todo el espacio disponible, siguiendo la altura de la cubierta inclinada con una colección de libros, plantas, fotografías y esculturas adquiridas por la propietaria del ático en sus frecuentes y exóticos viajes. Al fondo, una amplia terraza con vistas a la ciudad de Barcelona.
En cuanto a los muebles, la mesa de comedor es de Aphra y la de centro Aula; la lámpara de suspensión Else es de Made. El sillón beige de metal negro Paula y las sillas negras Eve, de Maisons du Monde. La lámpara de pie Aimy, de Kave Home; las de techo Birman, de Habitat; y la negra de sobremesa de Faro. Los cojines de terciopelo y varios colores proceden de Textura Interiors. Las alfombras, de Benuta.
Los revestimientos alistonados que cierran la escalera de la planta altillo, la barandilla y el cuarto de baño potencian esta idea, pero a la vez intentan aportar textura, sofisticación y variedad al conjunto. Esta celosía de madera de roble está realizada por Vilà Fusteria Ebanisteria.
Un juego cromático de contrastes y texturas
Y una vez conseguida la integración física y parcial de todos los espacios del ático en Barcelona, la idea de Egue y Seta para completar la reforma fue recuperar cierta distinción entre estancias. Lo han hecho a través del contraste cromático y textural de las paredes y revestimientos. Su idea, crear un prisma negro que atraviesa desde arriba el volumen de la vivienda, delimitando todo el ámbito de cocina y casi un tercio de la superficie del comedor y el cuarto de baño.
Para el resto de las habitaciones optaron por los tonos de blanco y por la madera para aportar calidez. Todos los muebles diseñados a medida por el estudio Egue y Seta para el ático, como el de la tv, la biblioteca, la estantería blanca, están hechos por Dissenyt 9evo.
Por último, en el baño de cortesía destacan las molduras de Orac y el pavimento de gres porcelánico en tono grafito de Jòdul. El inodoro Emma es de Gala y el lavabo negro y la grifería de Leroy Merlin. El espejo redondo de metal, de Maisons du Monde. El único toque rosa, del ático feminista, son las toallas de Texturas Interiors.
Fotografía: VICUGO FOTO