Pablo Erroz lleva el minimalismo al terreno del lujo en Casa Benavides.
El diseñador y director creativo de la firma de moda que lleva su nombre, Pablo Erroz, es el autor de la reforma integral de Casa Benavides, en Mallorca. Una vivienda original de los años 50, ubicada en uno de los barrios de moda de Palma, Santa Catalina, que respira de la personalidad y el carácter típicos de la isla.
Para potenciar la belleza natural de la vivienda, Pablo Erroz ha optado por una atmósfera sofisticada y minimalista. Texturas y matices cuidadosamente trabajados, que a través de un lujoso minimalismo recuperan la Mallorca más auténtica.
Erroz, para quien «era imprescindible trabajar de forma lujosa», ha tenido muy en cuenta la historia y tradición del lugar a la hora de acometer el proyecto. Artesanos locales, materiales auténticos, una fuerte sinceridad conceptual y constructiva, son algunos de los aspectos que definen la bautizada como Casa Benavides.
Estilo mediterráneo y carácter mallorquín
«La intervención persigue resaltar el estilo mediterráneo y el carácter mallorquín», explica el diseñador. Natural, tranquila, acogedora y a la vez con mucho carácter y luz, la casa destaca por un fuerte carácter temporal y único.
Tras demoler todas las paredes originales, los 110m2 diáfanos se dividieron en dos zonas diferenciadas, de día y noche. Todas ellas conectadas y con abundante luz natural para facilitar el confort y el bienestar de sus habitantes.
Discreto y con un fuerte toque masculino, el minimalismo que define todo el proyecto hace uso de una rica paleta de texturas y matices. Materiales naturales como la piedra, la madera, el latón o el mármol conviven con tejidos como el lino, la lana o el cuero. Todo ello envuelto por una atmósfera de tonos claros y sutiles pinceladas de color.
Una apuesta por la tradición local
Elementos originales de la casa, como el marés o parte de las vigas de hierro, han sido rescatados y recuperados. Junto a ellas se exhiben nuevas y sorprendentes incorporaciones, como la viga procedente de una antigua vía de tren de la isla.
Ha sido fundamental la colaboración con artesanos locales en el diseño y fabricación de elementos como la pared alistonada en madera natural o los bancos hechos a medida con la característica piedra de Santayí.
En todo momento, el espacio combina tradición y modernidad. Botijos y tinajas originales, y piezas de anticuarios y rastros, conviven con diseños que, aunque actuales, «son capaces de transmitir emociones».
Fotografía: Montse Garriga