Casa Akari: El reino de la luz
El estudio de arquitectura Mas-aqui ha renovado un oscuro y deteriorado piso en Vallvidriera, Barcelona, creando una nueva casa inundada de luz.
Los propietarios adquirieron un piso de 1910, situado en el barrio de Vallvidriera, en bastante mal estado. Sin embargo, aunque oscuro y deteriorado, ellos intuían sus posibilidades. El edificio, junto a la sierra de Collserola, en la parte alta de Barcelona, está en un entorno natural con espectaculares vistas a la montaña y la ciudad. Eso sí, antes de formalizar la compra, quisieron una opinión experta. El estudio de arquitectura e interiorismo Mas-aqui les confirmó que su opción podía ser muy acertada.
Una casa con graves deficiencias y grandes posibilidades
La vivienda, de 67 m2, presentaba grandes deficiencias estructurales y de distribución. La mayoría de las habitaciones no tenían luz, la terraza no contaba con acceso independiente, la cubierta del tejado estaba en mal estado y tapada por una chapa que generaba goteras.
Y aquí comienza el trabajo del estudio barcelonés Mas-aqui fundado por el arquitecto japonés Masaaki Higashi y la artista menorquina Esther Mir. Su proyecto consistió en la renovación integral de la vivienda de dos plantas más su terraza para darle una nueva vida y convertirla en la Casa Akari.
Los arquitectos quitaron el techo de metal con goteras y lo convirtieron en un soleado espacio con vistas panorámicas. La terraza de la azotea se ha transformado ahora la planta alta del apartamento, atravesada por un tragaluz que lleva la luz natural a los pisos inferiores.
La terraza, con una vista panorámica de 360 grados, es la protagonista del tercer nivel. Se accede a ella a través de un espacio acristalado que aprovecha al máximo la luz natural. Así, lleva a la vivienda una claridad que resalta sus formas simples, estudiadas al detalle para potenciar una nueva vida llena de confort y calidez.
Akari: el poder emocional de la luz
La idea de utilizar la luz en su sentido de “akari” fue el leit motiv del proyecto. «Se trata de un concepto japonés que se refiere al poder emocional de la luz, a su capacidad de crear atmósferas y espacios de bienestar para las personas, estimulando así sentimientos y emociones», explica el estudio Mas-aqui.
Además de su intención de atrapar la luz y conseguir llevarla a todos los interiores, el proyecto iba más allá: «La fuerza motriz del proyecto fue la idea de reducir para multiplicar«, añaden los arquitectos. «Se simplificaron las formas y los materiales y, a partir de la simplicidad, se infundió carácter a los espacios para poder disfrutar de la vida en tres niveles». Así aportaron un nuevo carácter a los espacios distribuidos en tres niveles.
Objetivo principal: transformar el espacio y hacerlo cómodo y brillante
La planta baja acoge un aseo, un dormitorio y un estudio, que se abre al pasillo con puertas de madera correderas. Unos escalones de hormigón conducen a la planta siguiente que se abre directamente a la cocina y el salón.
En la primera planta están el hall, el pasillo, un dormitorio y el estudio, en un espacio polivalente que refuerza la sensación de amplitud y profundidad visual. El acceso a la planta superior se ha reorganizado y desplazado. Ahora es una escalera volada que distribuye la luz. El espacio que ocupaba la escalera original de la casa se ha utilizado para ganar un baño.
En la segunda planta, la falta de luz del edificio original se ha solucionado con una gran claraboya. A través del nuevo lucernario llega la luz natural a la cocina, con muebles blancos para potenciar la claridad, y también al baño y el salón, que cuenta además con dos ventanas a la calle. En un lateral, destaca la escalera como un elemento más de la decoración.
En esta planta se sitúa también el dormitorio principal en suite. El baño delimitado con baldosas rojas, es un cubo y cuenta con una ducha elevada. El lavabo volado se encuentra fuera y separado por una puerta corredera.
Madera clara y muebles blancos diseñados a medida
En el interior de la casa Akari, los suelos de baldosas rojas, en contraste con la madera clara y las paredes blancas crean un marco perfecto para el escaso mobiliario diseñado ex profeso en madera y blanco, para amortizar y multiplicar al máximo el espacio.
Un sofá compuesto por módulos recorre la pared, enfrente un largo estante, tipo banco, que llega hasta el comedor que precede a la cocina abierta. Un ventilador de techo es el nexo de unión entre ambos espacios. En la cocina, de azulejos y muebles blancos, la luz desciende por la claraboya y aporta claridad. Al otro lado se encuentra la escalera volada que imprime al espacio una gran fuerza expresiva. Objetivo cumplido: la casa Akari es una realidad.
Fotografía José Hevia