Homenaje a Sert en un piso de Barcelona.
Abel Pérez Gabucio y su estudio firman un interior que es una oda al arquitecto del edificio en que se encuentra, Josep Lluís Sert.
El proyecto ha resultado ser un pequeño homenaje a Sert. Al ser uno de los arquitectos preferidos del estudio Àbag, todo está lleno de referencias a él y a sus diseños, sus casas o las que diseñaba para sus amigos.
Sert, omnipresente
El edificio diseñado por Josep Lluís Sert se caracteriza por las vueltas de hormigón en el techo de sus interiores. Una estructura «fabulosa», en palabras de Pérez Gabucio, que han decidido mantener «para jugar con ellas». Igual que con la escalera que comunica las plantas y que ha sido resaltada en color azul.
El color es otro de los grandes protagonistas del diseño. Sert era íntimo amigo de Miró, maestro pictórico de los colores vivos, por lo que también se ha querido homenajear a esta combinación de genios patrios del siglo XX.
También en el diseño ha dejado su huella el maestro. El sofá camel, diseñado a medida, recuerda a los sofás de obra de sus proyectos. El banco tapizado de la entrada es otra reinterpretación, que, aunque sutil, se ha empleado como lenguaje para transmitir y potenciar el carácter único del apartamento.
La actualización del racionalismo
La casa, aunque bien orientada inicialmente, resultaba oscura. Por lo que la reforma se ha focalizado en comunicar y distribuir la luz natural por el espacio.
Tal como explica el autor de la reforma, «un piso organizado para las necesidades de otra época se ha reestudiado por completo para que los propietarios actuales, una pareja de abogados y su hijo, tengan un espacio respondiendo al equilibrio que buscaban entre zonas privadas y comunes».
Como ejemplo, la cocina. Que se ha diseñado de forma que haya una zona destinada para desayunos e invitados, muy social y perfectamente integrada con el comedor, y una más técnica, con posibilidad de cerrarse para el día a día.
Abel Pérez Gabucio y su equipo han puesto una especial atención a las rutinas familiares, sin dejar de lado la inviolable estructura arquitectónica del edificio. «Se ha conservado la estructura potenciando su presencia», ha declarado el interiorista.
Los originales microespacios se han transformado en espacios abiertos, que comunican las fachadas norte y sur y dan una perspectiva más amplia del espacio y los jardines que rodean la zona. Las zonas más privadas de la casa se han diferenciado mediante la textura. Un sorprendente recurso en las paredes, con una onda que lleva a los dormitorios y cuartos de baño.
Fotografía: Adrià Goula