Vuitton se reinventa en Seúl y Londres.
Louis Vuitton está de enhorabuena. No sólo por la apertura de su nueva tienda en Seúl, diseñada por Frank Gehry y Peter Marino, sino también por el lavado de cara de su boutique de New Bond Street, en Londres, de mano de Peter Marino.
En el solar que hasta hace poco ocupaba una de las antiguas tiendas Vuitton, Frank Gehry ha diseñado un edificio que recuerda a su proyecto para la Fundación que la firma francesa tiene en París.
Vuitton y Gehry en Seúl
Revestida de vidrio, la fachada principal de la más reciente de las tiendas Vuitton parece descomponerse según asciende. El plano casi vertical del escaparate y la entrada se transforman en otro ligeramente ondulado para terminar en una suerte de olas acristaladas. Para su diseño, Gehry se ha inspirado en la relación entre arquitectura y paisaje que caracteriza a la ciudad coreana.
Los escaparates se llenan de coloridos árboles desarrollados por Louis Vuitton en colaboración con Gehry. Teñidos con pigmentos, estas esculturas a escala están inspiradas en las maquetas de árboles que el arquitecto construye a partir de una única hoja de papel.
Los «universos minoristas» de Peter Marino
El interior alberga los «universos minoristas» diseñados por Peter Marino. El arquitecto estadounidense ha utilizado grandes volúmenes para crear espacios contrastantes, desde el hall de entrada de 12 metros de altura hasta salones más íntimos. «El rigor geométrico de los espacios interiores enfatiza la calidad escultórica del exterior», señala Marino.
Con el sótano reservado para las colecciones masculinas y la planta baja a las femeninas, salones privados alrededor del atrio principal proporcionan a los visitantes una sensación de compra más «íntima». La planta tercera alberga un espacio disponible para muy variados eventos.
Marino rediseña las tiendas Vuitton
Ya en Londres, Peter Marino ha dado un giro de 180º a la boutique que la firma francesa tiene en la New Bond Street de Londres. Durante algo más de un año, el arquitecto estadounidense ha revisado los principios de diseño usados cuando, en 1994, comenzó a trabajar con Vuitton. Frente a la madera de los proyectos iniciales, Marino apuesta aquí por un interiorismo más ligero, claro y, como afirma el propio arquitecto, «más feliz».
Para potencializar la espacialidad, el interior de las tiendas Vuitton se llena de volúmenes a doble altura. Revestidas de una piel pétrea en color arena, se pueblan de obras de arte que trasladan la tradicional estética de los escaparates al interior.
Arte y moda
Obras de arte, como la escultura de neón en forma de corazón de Tracey Emin, o las vainas perforadas (también utilizadas en Seúl) que cuelgan del techo diseñadas por los Hermanos Campana completan el interiorismo. Además del tótem de discos iluminados de Matt Gagnon Studio que se extiende a través del vacío central, o la escultura en espiral de color naranja de Josh Sperling sobre la pared de la escalera.
Una imponente escalera de caracol de madera de roble conecta dos de las cuatro plantas y con el sótano. Del este último nivel nace una escalera secundaria que el artista escocés, Jim Lambie, ha cubierto casi por completo en tiras de cinta multicolores y que dirige a la segunda planta.
Hacia la calle, la tienda se manifiesta como un gran estallido de color púrpura, con una fachada principal salpicada de flores y las letras LV del logotipo de la marca.
Fotografía: Yong Joon Choi (Louis Vuitton Seúl) y Stephane Muratet (Louis Vuitton Londres)