Reabre sus puertas el mítico Pavillon Le Corbusier.
El pasado 11 de mayo de 2019 y tras una profunda renovación abrió sus puertas de nuevo el último edificio diseñado por Le Corbusier, en Zúrich (Suiza). El mítico Pavillon es una obra maestra en la que prima el color y las directrices del Movimiento Moderno.
Le Corbusier diseñó el pabellón con el objetivo de construir «el lugar de exposición ideal». Una nueva simbosis de arte, arquitectura y vida. Con este espacio de exhibición en forma de pabellón, Le Corbusier realizó su visión de una «síntesis de las artes». Un proyecto que comenzó a mediados de los años 50, y que ha tenido un desarrollo prolongado tal como atestiguan los recuperados bocetos y planos del maestro.
El legado del maestro
La construcción similar a un barco se basa en el sistema de proporciones Modulor de Le Corbusier. El edificio es una especie de legado arquitectónico del famoso arquitecto, incorporando varios de sus principios de diseño.
Desde la prefabricación a la rampa de acceso, el pequeño jardín en el techo que se repite también a lo largo de su obra, o la bautizada como promenade architecturale. Una ruta cuidadosamente concebida a través del edificio, que permite al visitante visitante ver y experimentar la arquitectura de manera óptima.
La estructura del Pavillon es el último diseño completado por el influyente arquitecto, y su único edificio de acero y vidrio como guiño al futuro. El colorido pabellón, con su aspecto de filigrana es reconocido mundialmente como una joya arquitectónica.
El diseño del Pavillon Le Corbusier
El Pavillon Le Corbusier ocupa unos 600 metros cuadrados distribuidos en 4 pisos, y al redescubrirlo ofrece varias perspectivas y puntos de vista.
Su elemento arquitectónico más destacado, el techo, consta de dos partes cuadradas. Prefabricado, se transportó al lugar de construcción en unidades lo más grandes posibles, y se montó en el suelo. Gracias al empleo de grúas se colocó sobre los pilares.
Completado así el marco, el techo como protección supuso una facilidad extra para el montaje de los cubos ensamblados. Colocando directamente sobre la estructura de acero paredes, ventanas, techos y suelos. Las paredes consisten en paneles esmaltados en colores vivos -rojo, amarillo, blanco y verde- de 1.13×2.26 metros, colocados de acuerdo con un sistema rítmico particular. Para la construcción se empleó la friolera de 20.000 tornillos.
Los muebles escogidos, también diseñados por Le Corbusier, son una muestra de su designación como residencia, e «invitan a los visitantes a quedarse».
La terraza, también abierta al público, ofrece vistas del delta del río Zürichhorn y el lago.
Un icono en Suiza
El Pavillon Le Corbusier surgió gracias a Heidi Weber, diseñadora de interiores, galerista y mecenas. Fue la que contrató a Le Corbusier para el proyecto, obtuvo los derechos de construcción durante cincuenta años en el prado Blatterwiese de la ciudad de Zúrich, y condujo la construcción con paciencia y perseverancia a pesar de las dificultades. El trabajo en el edificio comenzó en 1964, pero se detuvo con la muerte de Le Corbusier, en agosto de 1965. Posteriormente, se tuvo que organizar un nuevo equipo de proyecto para completar con éxito el edificio.
El pabellón fue inaugurado en 1967 como el último diseño de Le Corbusier. En 2014, la propiedad pasó a la ciudad de Zúrich. Los arquitectos Silvio Schmed y Arthur Rüegg han sido los encargados de la rehabilitación, llevada a cabo entre 2017 y 2019.
El resultado es obvio. Hoy en día, el Pavillon Le Corbusier brilla nuevamente «con la misma frescura, elegancia y colores brillantes que la primera vez que se construyó».
Mon univers: Le Corbusier, coleccionista
El Pavillon Le Corbusier se ha inaugurado con una muestra sobre el arquitecto, titulada Mon univers (mi universo). Es una oda a su afición al coleccionismo, que ofrece a los visitantes un vistazo de su versátil cosmos creativo.
A lo largo de su vida, Le Corbusier persiguió la visión de una síntesis de las artes, y con este fin acumuló objetos y trouvailles del arte, la industria, el folclore y la naturaleza, que organizó en conjuntos. Recurrió a una amplia variedad de objetos como referencias y fuentes de inspiración para sus diversas prácticas artísticas, desde caracoles, cerámicas de los Balcanes, hasta restos y vidrio industrial. La exposición reúne originales de la colección privada de Le Corbusier con fotografías históricas, moldes y pinturas, así como hallazgos de la naturaleza.
Los préstamos de la Fundación Le Corbusier en París, importantes colecciones privadas y el Antikenmuseum Basel entran en un diálogo visual y temático con el pabellón.
En el nivel inferior, se presentan alrededor de cincuenta objetos de la colección personal de la Fundación Le Corbusier, junto con clips de película de Le Corbusier (tomados con una cámara de 16 mm) y una pared de fotogramas de gran formato. La legendaria instalación de 1931 Les arts dits primitifs dans la maison d’aujourd’hui se recrea en el atrio de dos pisos en la planta baja. En esta instalación en su estudio, Le Corbusier arregló un elenco del Ática, conocido como Moscophoros, junto a un cuadro de Fernand Léger, una pieza de cerámica peruana de Chimú, un trozo de vidrio, un bronce de Benin, un ladrillo, una silla de mimbre, y su propia pintura en un conjunto apasionante.
Mientras que el piso superior está dedicado a algunos originales que Le Corbusier habría recopilado con mucho gusto en opinión de los comisarios de la muestra. Se incluyen una máscara de hombros Nimba del pueblo Baga, una Afrodita de mármol (Antikenmuseum Basel), máscaras de cabeza Ekoi aterradoras, y un recipiente de cerámica de gran formato, una tinaja, de la colección de Artes Decorativas del Museum für Gestaltung Zürich.
Mon Univers se podrá visitar hasta el 17 de noviembre de 2019.
Pavillon Le Corbusier
Höschgasse 8
8008 Zurich
Fotografías: Pavillon Le Corbusier, 2019, Zurich, © ZHdK