Arte y arquitectura: Miró y Sert.
Aprovechando la reapertura del taller del artista Joan Miró en Mallorca, proyectado por Josep Lluís Sert, indagamos en la relación entre dos colosos del arte y la arquitectura.
El siglo XX no se podría entender sin dos corrientes tan importantes como el Movimiento Moderno y la abstracción. Arte y arquitectura que marcaron tendencia y que en nuestro país se pueden personalizar, entre otros, en los nombres de Josep Lluís Sert y Joan Miró.
Miró y Sert: una relación inspiradora
«La arquitectura puede convertirse en una pieza de escultura». Con sus propias palabras se podría definir la obra de uno de los arquitectos fundamentales de la modernidad española.
Sert y Miró comparten rasgos fundamentales, desde sus orígenes hasta sus diversos encuentros a lo largo de su carrera. Empezando en Barcelona en los años 30, ya que ambos formaban parte de la asociación de Amics de l’Art Nou (ADLAN), junto a Joan Prats o Joaquim Gomis, entre otros. Con el objetivo de dar a conocer la vanguardia artística internacional y promocionar la catalana.
En 1937, en plena Guerra Civil, participaron ambos en la Exposición Internacional de París. Sert fue el encargado de proyectar el Pabellón de la República, mientras que Miró realizó El Segador. Un cuadro que representaba al payés catalán, con la hoz en un puño en actitud revolucionaria para simbolizar al pueblo en lucha. Esta obra se perdió al final de la Expo, cuando se desmontó el pabellón.
Ambos fallecieron en el año 1983, reconocidos como iconos del arte y la arquitectura.
La obra de Sert
Durante un viaje a París en 1926, Sert estudió en profundidad la obra de Le Corbusier, a quien admiraba. Al año siguiente se incorporó al estudio del maestro, y colaboró con él durante varios años. En 1930 comenzó a diseñar sus primeros edificios, que reflejan a través del color blanco y la profusión de luz un inconfundible estilo mediterráneo. Al mismo tiempo, estos edificios carecen de ornamentos y otros elementos innecesarios, con lo que Sert realizó por primera vez en España edificios de carácter racionalista.
Casa Bloc, símbolo de la arquitectura racionalista de Barcelona proyectado por Josep Lluís Sert, Josep Torres Clavé y Joan Baptista Subirana, del GATCPAC.
Al acabar la Guerra Civil, y tras significarse en favor de la República, fue represaliado por el gobierno de Franco, e inhabilitado para el ejercicio de la arquitectura. Por lo que en 1941 se exilió a los Estados Unidos, donde llegó a ser decano de la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard.
Pero su exilio no fue obstáculo para que Miró reclamara a su amigo como creador de su nueva casa en Mallorca. Sert no podía ejercer su profesión en España, por lo que el taller marca un punto de inflexión en su trayectoria.
Miró en Mallorca
Los hilos de Joan Miró con las islas Baleares surgen de su familia materna y su mujer, cuyos padres eran nativos de Mallorca. El artista sentía que en el rincón del Mediterráneo él era simplemente «el marido de la Pilar». La vida tranquila y cercana a la naturaleza le inspiraba, por lo que trasladó allí su residencia permanente en 1956. Y ahí es donde entra Sert.
El complejo en que se estableció Miró incluye un primer taller, Son Boter, adaptado de una casa tradicional. Alrededor, por los jardines se aprecian varias esculturas y murales. Joan Miró quería que fuera Josep Lluís Sert el encargado de proyectar el nuevo hogar de sus cerca de 6.000 obras. Que incluían pinturas, esculturas, dibujos y esbozos que iba realizando. Y la imposibilidad de pisar el terreno no iba a ser obstáculo. Con lo que artista y arquitecto iniciaron una interesante relación epistolar.
Las cartas son testimonio escrito de los planteamientos arquitectónicos conseguidos y del progreso de las obras. Ante la imposibilidad de que Sert siguiera físicamente la evolución de las mismas, el control lo ejerció Enric Juncosa, arquitecto y cuñado de Miró.
El arte y la arquitectura, en conjunción en el Taller Sert
Sert concibe un edificio que se adapta a los bancales del terreno. Miró lo fue asesorando sobre aspectos prácticos. Así, le sugirió que tuviera presente el clima de Mallorca y las condiciones ambientales del taller. Le pidió una separación nítida entre la zona de trabajo y la de almacén, que le permitiera distanciarse de las telas que dejaba en reposo, y le recordó que la superficie de trabajo tenía que tener en cuenta las dimensiones de las pinturas de gran formato.
El fruto es una obra de madurez, en la cual Sert combina a la perfección la adecuación del edificio al contexto geográfico, a la tradición y al espíritu de Miró. El edificio aporta un aire renovador a la escena de la arquitectura moderna de su tiempo, mediante un lenguaje propio, fuerte y definido. Y se considera el punto de partida de su posterior trayectoria arquitectónica.
La estructura de hormigón contrasta así con los materiales más tradicionales, propios del Mediterráneo, como la piedra o la arcilla. El taller, de planta en forma de L, se organiza en dos niveles cubiertos con techo abovedado. Las ondas de la cubierta introducen un movimiento sinuoso en la estructura regular del edificio. Todas las fachadas reciben un tratamiento muy plástico, incluso cromático; en particular la fachada sur, que yuxtapone el blanco del hormigón al color de la arcilla y al azul, rojo y amarillo de la carpintería.
En definitiva, Sert estrena un nuevo lenguaje que supera la rigidez y las limitaciones del funcionalismo más ortodoxo y apuesta por una arquitectura más plástica y escultórica. Arte y arquitectura en combinación exquisita.
Con el objetivo de crear un espacio creativo propicio, Miró fue poblando su taller con un conjunto heterogéneo de elementos que conviven en perfecta armonía con sus utensilios de trabajo. Todavía en la actualidad el taller muestra este entorno creativo, y las telas, los aceites, las acuarelas, los lápices, los pinceles, los cepillos o las esponjas continúan relacionándose con su colección de objetos de la más variada procedencia: postales, recortes de diario, elementos naturales como piedras, mariposas o conchas, objetos procedentes de la cultura popular mediterránea como “siurells” o figuritas de belén, y otros de culturas lejanas como las “katxinas” de los indios Hopi o las máscaras de Oceanía.
En 1992 se agregó el nuevo Edificio Moneo, obra de Rafael Moneo, para albergar los servicios administrativos y presentar de forma rotativa las obras del legado.
Miró y Sert también colaboraron mano a mano para proyectar la Fundación del artista en las faldas de la montaña de Montjuïc de Barcelona. El primer museo de arte contemporáneo de Barcelona, y uno de los hitos arquitectónicos de la ciudad.
Fotografías: © Archivo Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca.
Miró Mallorca
Carrer de Saridakis, 29
Palma 07015 – Illes Balears