Puig i Cadafalch: el arquitecto de Catalunya.
A grandes rasgos, cuando pensamos en Puig i Cadafalch lo situamos junto a Domènech i Montaner y Antoni Gaudí como grandes ejes del Modernismo. Cada día pisamos uno de sus diseños, la baldosa Flor de Barcelona que pavimenta las calles del Eixample. Y sus espectaculares edificios de Barcelona reciben cada año miles de visitantes, atraídos por su originalidad.
La Casa Amatller, en la «manzana de la discordia» del paseo de Gracia; la Casa de les Punxes, y la sede de Caixaforum, la antigua Fábrica Casaramona, son las más conocidas. Pero hay mucho más. Y ahí se dirige esta exposición.
Puig i Cadafalch, último arquitecto del Modernisme
Nacido en Mataró, estudió arquitectura en Barcelona y a los 24 años fue nombrado arquitecto municipal de su ciudad natal. Fue discípulo de Lluís Doménech i Montaner, y está considerado el último representante del Modernismo catalán.
Sus obras más representativas de esta época serían la Casa Amatller, palacio gótico urbano situado en una de las principales arterias de Barcelona, el paseo de Gràcia. Y sobre todo la Casa de les Punxes.
Ésta, originalmente llamada Casa Terradas, fue un reto y se convirtió en un símbolo de crítica al plan urbanístico del Eixample desarrollado por Ildefons Cerdà en 1860. A pesar de su estilo modernista, la Casa Terradas se separaba de todos los moldes existentes hasta la fecha, y al mismo tiempo se convirtió en el único edificio modernista de Barcelona a cuatro vientos y con tres accesos principales, que se mantiene hasta en la actualidad.
El idealismo racional de Puig i Cadafalch y la vida política
El inicio del siglo XX fue proclive al resurgimiento de los hombres renacentistas. Polifacéticos y creativos, como William Morris. Por eso no es de extrañar la vertiente política de Puig i Cadafalch.
A partir de 1905, el arquitecto evolucionó a una tendencia arquitectónica más racionalista. Acorde con los gustos de la nueva alta burguesía, principales clientes de la época. Ejemplo claro de esta corriente es la Casa Pich i Pon, uno de los edificios más populares de la plaza de Catalunya, en el centro de Barcelona. Se caracteriza por una entrada homenaje al Barroco, con elementos clásicos que le dan un aire europeo y moderno.
Proyecto de la plaza Catalunya
También se encajan aquí obras de estilo más industrial. Como ejemplos, destacamos las Cavas Codorníu, en Sant Sadurní d’Anoia y declaradas Bien de Interés Cultural. Y la Fábrica Casaramona. Una antigua fábrica algodonera que supuso un hito histórico en la forma de velar por las condiciones de trabajo de los empleados. La energía eléctrica y sus grandes ventanales para favorecer la luz natural y la circulación del aire son los estandartes de la primera vida de la actual sede de Caixaforum en Barcelona.
Además, en 1917 asumió el cargo de Presidente de la Mancomunidad de Cataluña. Desde donde elaboró un ambicioso plan de enseñanza y cultura. También impulsó las excavaciones arqueológicas de Ampurias, como medidas más destacadas. También hizo que se construyeran nuevas carreteras y que se desarrollase la agricultura. Se mantuvo en esta posición hasta que fue destituido, en 1923.
Una larga vida en un momento convulso
De la política pasó al país vecino, Francia, donde se dedicó intensamente al estudio del arte románico. Lo que le supuso un altavoz internacional que puso la primera piedra para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, de la que fue arquitecto principal.
Esta contribución le dio a conocer en diferentes cursos y publicaciones, principalmente francesas, pero también de otros países europeos y los Estados Unidos de América.
Volvió a Francia, exiliado, con el estallido de la Guerra Civil. De vuelta en Cataluña en 1941, inició una nueva etapa, la última de su vida, en la que, a pesar de prohíbirsele el ejercer de arquitecto, trabajó indirectamente en algunas obras. Aunque la gran empresa de aquellos años fue la revitalización del Institut d’ Estudis Catalans.
Puig i Cadafalch falleció en diciembre de 1956, a los 89 años de edad.
La exposición: arquitecto de Catalunya
Nunca se había presentado una colección de obras de Puig y Cadafalch tan diversa y rica como la que se muestra en esta exposición.
Un lugar preeminente lo ocupa la reconstrucción del estudio y despacho personal de Josep Puig i Cadafalch. Ocupa el espacio central del espacio expositivo. Y transporta al público a la atmósfera y la época de donde surgieron sus creaciones y actuaciones. Un punto privilegiado, desde el que creaba arquitectura, definía líneas políticas o investigaba sobre arte y arqueología. Además del mobiliario se han incorporado algunos de sus útiles de trabajo personales.
Un número importante de piezas son materiales gráficos de su obra arquitectónica y urbanística, desde sus inicios hasta el final de su vida. Destacan muy especialmente los dibujos arquitectónicos, de gran belleza e interés.
Acompañan la documentación gráfica piezas de naturaleza heterogénea relacionadas con los ambientes que Puig i Cadafalch vivió, y creó y estudió. Y que ayudan a contextualizar los materiales.
Como ejemplos se pueden ver una tapa de alcantarilla de Mataró que él mismo diseñó; muebles y objetos de la taberna Els Quatre Gats, de la Casa Ametller y de la Casa de les Punxes; e incluso hallazgos del yacimiento de Empúries. También hay una representación de documentación política bastante desconocida.
Josep Puig i Cadafalch, arquitecto de Catalunya
Del 15 de diciembre de 2017 al 15 de abril de 2018
Primera planta del Museu d’Història de Catalunya
Horario:
De martes a sábado, de 10 a 19h (miércoles, hasta las 20h)
Domingos y festivos de 10 a 14.30h
Lunes cerrado
Plaça de Pau Vila, 3
08039 Barcelona