Snøhetta diseña un restaurante submarino en Noruega.
Su nombre, Under, no es aleatorio. Los arquitectos lo han elegido por su significado: debajo en inglés y maravilla en noruego. Además, se prevé que fuera del horario de apertura del restaurante algunas zonas alberguen un centro de investigación de la vida marina.
Una roca artificial
Como ya es habitual en su trabajo, Snøhetta ha diseñado el edificio desde un enfoque completamente sostenible y respetuoso con el entorno. Un volumen monolítico, medio hundido en un mar del que emerge para apoyarse sobre la costa rocosa. Apoyado directamente sobre el lecho marino, cinco metros por debajo de la superficie del agua, se mantiene en contacto directo con las fuerzas de la naturaleza, su topografía y fauna salvaje. Con un metro de espesor, la estructura de hormigón se ha calculado para resistir la presión y el impacto de las condiciones del mar accidentado. Además, su textura imita la de una gran roca, convertida con el tiempo en un arrecife artificial de mejillones.
Biodiversidad marina noruega
Ya desde el principio, una serie de carteles informativos colocados a lo largo del sendero de entrada ponen en antecedentes al visitante sobre la biodiversidad marina y la costa noruega. Una pasarela ascendente les conduce a la puerta de entrada, que de madera local no tratada, irá adquiriendo con el tiempo un tono grisáceo similar al del hormigón.
Con una capacidad total para 80-100 personas, el interior se recorre en sentido descendente. Desde la zona del guardarropa, junto a la entrada, se baja al ‘bar de champán’. Un espacio a medio camino entre tierra y mar, con un estrecha ventana vertical abierta al comedor y el fondo marino. Desde el restaurante, una enorme ventana de 11 x 4 metros permite observar el fondo marino y su evolución a lo largo de las estaciones. En él los clientes podrán disfrutar de platos del chef danés, Nicolai Ellitsgaard Pedersen, preparados todos ellos a partir de productos locales como bacalao, langosta, mejillones y la especialidad de ‘algas de trufa’.
Colores inspirados en la naturaleza
Los materiales y colores elegidos jerarquizan en cierto modo el espacio. Con el ‘bar de champán’ inmerso en tonos suaves que evocan el sedimento de las conchas, las rocas y la arena de la costa. Para el comedor se han elegido azules y verdes más oscuros, propios del fondo marino, las algas y el mar agitado. Para crear una atmósfera más íntima, en el interior se ha optado por una piel cálida de madera de roble. En continuidad con el carácter sostenible del edificio, una bomba de calor aprovecha la temperatura estable del fondo marino para climatizar el espacio interior.
Imágenes: MIR & Snøhetta