Una casa de pueblo en Sarriá, Barcelona.
El estudio Espacio en Blanco de Bárbara Aurell ha llevado a cabo la renovación, un proyecto “detallista” según la diseñadora. Los ambientes atractivos y llenos de personalidad se han creado con materiales acogedores, piezas de calidad y colores cálidos. A pesar del estilo exquisito, la casa está pensada para la familia y los amigos.
La planta baja
El salón, la chimenea y la zona de estudio contigua se han plantado como el corazón de la vivienda. En invierno, es la zona más acogedora. Los libros, la lectura, la música y el arte deben ser los protagonistas.
La chimenea es el elemento central mientras que la librería hace de división entre el salón y la escalera. Un gran sofá invita a la lectura y el relax.
El azul y el dorado son los colores escogidos para crear el ambiente. El estudio contiguo al salón, con sus dos entradas de luz, aúna zona de trabajo y de comedor. La cocina queda integrada así en el jardín. El pavimento de ambas zonas es distinto de manera que divide los dos espacios sin necesidad de añadir paredes.
La cocina es un espacio abierto a la zona de estar y al jardín por las cristaleras articuladas que pueden abrirse completamente. Así, interior y exterior dialogan a la perfección, además de llenar de luz todas las estancias.
La zona privada
En la habitación principal destaca el cabezal de madera que hace las veces de mesita de noche; un baño en suite y un gran vestidor completan la estancia.
La habitación de las niñas es práctica y muy alegre. Se instalaron unas literas muy simples y se colocó un papel pintado con motivos de vegetación y loros, mientras que el resto se pintó de blanco. Para poder estudiar se instaló un antiguo pupitre de colegio.
Resulta un privilegio poder vivir durante todo el año en una antigua casa de veraneo en plena ciudad.