Pinceladas negras en un piso minimalista.
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El blanco de paredes y techos, y el pavimento de madera de Quick-Step -incluso en las zonas húmedas- generan una atmósfera neutra y relajada, sólo rota por pequeñas pinceladas negras como el hueco de la chimenea, la butaca de la zona de estar, las luminarias suspendidas sobre la mesa del comedor, la pizarra que reviste el tabique de la zona infantil y las carpinterías de las ventanas.
En toda la casa se ha optado por mobiliario de firmas de diseño, como el sofá de MisuraEmme, la mesa y butaca de Andreu World, las sillas de comedor de Bonaldo o las de la zona de trabajo de Kartell.
La cocina destaca por el diseño del techo, que revestido con lamas de DM lacado; éste integra la iluminación y guía al usuario a la zona del comedor, situada en esquina y abierta al exterior a través de grandes cristaleras.
Sin barreras ni obstáculos, la suite busca unir las distintas estancias de forma fluida y natural, integrando en un único espacio vestidor y baño.
Una puerta corredera de vidrio -oculta tras una pared revestida de pizarra- une y separa los dos dormitorios juveniles, permitiendo a los niños compartir espacio de juegos o mantener su independencia. «Un binomio, unión versus privacidad, clave en la armonía familiar de esta vivienda», según afirma la autora del proyecto.
Como ya es habitual en el trabajo de Cots, la iluminación juega un papel fundamental en la casa. La interiorista ha apostado en esta ocasión por piezas de Luxiona, Estiluz y Flos; con ellas logra unir espacios, generar calma y potenciar el bienestar de una forma sutil, casi invisible.
Fotografía: Mauricio Fuertes (cortesía de Susanna Cots Interior Design)