La panadería del barrio, a lo californiano.
Más diseño sobre la ciudad californiana de San Francisco en diarioDESIGN.
La pareja formada por Chad Robertson y Elisabeth Prueitt abrió Tartine Bakery en 2002. Con un nombre inspirado en las típicas tostadas francesas, el establecimiento es una pastelería, panadería artesanal y cafetería cuyas banderas son la simplicidad, la perfección y la estacionalidad. Fundada en los ideales californianos pero influenciada por las técnicas francesas, la panadería es un lugar querido para los lugareños de Mission, y para los turistas que visitan la ciudad.
Tartine Manufactory, en el 595 de Alabama St con la 18th, se sitúa en la antigua fábrica de cerámica Heath, y abrió el pasado agosto. Es un espacio abierto, en el que conviven producción y creatividad: cenas especiales, desarrollo de recetas, innovaciones culinarias… Una extensión de la Bakery que alberga también un restaurante informal, en el que se sirven desayunos y almuerzos, y delicioso café.
Se podría decir que la inspiración del diseño de Tartine, obra del estudio angelino Commune, viene directamente de su pan: la más alta calidad y honestamente artesanal, en California. El objetivo de los diseñadores era crear un ambiente que fuera ligero, puro y se sintiera altamente artesanal. «Las inspiraciones van desde albergues alpinos a cafés daneses, o casas de té japonesas».
Entre los materiales, se puede encontrar yeso, vigas de abeto Douglas aceitado, mármol, y azulejos sin esmaltar de Heath especialmente creados para el restaurante. Se han conservado ventanas y claraboyas de fábrica, y se ha jugado con la escalera para crear disparatados almacenajes para el café y el vino. El mobiliario y la iluminación han sido cuidadosamente escogidas entre artesanos de California. Esta decoración «libre de convencionalismos«, la sencillez y el alto nivel de detalle del espacio buscan reflejar la calidad de Tartine, escenario perfecto para su innovador concepto de fabricación (Manufactory).
Una experiencia culinaria de alta calidad que transcurre en una fábrica, y permite al cliente experimentar algo nuevo: el proceso de fabricación en sí.
Fotografía: Mariko Reed.
Tartine
595 de Alabama St.
San Francisco, CA
Estados Unidos