El cobre en la obra de Álvaro Catalán de Ocón.
Aunque al oír hablar de cobre a la mayoría nos vienen a la cabeza tuberías, cables y otros componentes eléctricos, se trata de un material con muchos y muy distintos usos. No sólo por ser, junto al hierro, el zinc y el calcio, uno de los minerales esenciales para que nuestro organismo funcione bien –el cobre está presente en alimentos tan diversos como las legumbres, las verduras de hoja verde, los mariscos, el chocolate, e incluso el agua potable–, sino porque además, debido a su capacidad natural de matar bacterias, se emplea para mantener la higiene en hospitales y centros de salud. Sin olvidar su cálida estética, que lo convierte en un imprescindible de muchos proyectos de interiorismo, donde se valora especialmente su carácter reciclable y sostenible.
Álvaro Catalán de Ocón, este ‘artesano del siglo XXI’, que elimina lo superfluo y acentúa lo imprescindible en sus diseños, ha trabajado el cobre en piezas como la lámpara La Flaca, Candil o el taburete Rayuela.
Asiduo de la feria de Milán, ver sus productos en el delicioso Spazio de Rossana Orlandi es una nueva tradición que nos encanta. Allí hemos podido conocer de primera mano algunos de sus mejores diseños.
La Flaca (2007).
Con un nombre que hace referencia a su delgado perfil y fabricada en cobre, hierro y silicona, La Flaca es probablemente el producto más indutrial y tecnológico de la serie de lámparas de Catalán de Ocón. Fiel a la filosofía de trabajo de su creador, su diseño, que elimina cualquier detalle innecesario y se reduce a la mínima expresión, resuelve todas las conexiones eléctricas sin cables.
Candil (2010).
Combinando cobre, latón y madera nace Candil, que ideada como la versión de mesa de Cornucopia vuelve a reducir a lo esencial los elementos que la componen, al evocar la figura de la llama de una vela que genera una atmósfera cálida y muy agradable. El diseño representa una prolongación del cable eléctrico, con el polo negativo (cobre), el polo positivo (latón) y el aislante (madera). La propia bombilla actúa como un interruptor, completando el circuito cuando se coloca en el orificio del cuenco. Al utilizar bombillas especiales, de 24V y 25W que utilizan sólo la mitad de su potencia, se alarga su vida útil y se mantiene una temperatura moderada para el tacto.
Concebida como paradigma del principio de conductividad eléctrica, Candil se produce en ediciones de cien unidades. Los tres modelos disponibles toman su nombre de las ciudades que han inspirado su realización: Madrid, Milán y Kyoto.
Rayuela (2012).
Rayuela, la conocida novela de Cortazar que rompe con la estructura tradicional de un libro, da nombre al taburete de tres patas de por Catalán de Ocón. Al igual que la novela, que ofrece mil posibilidades de lectura, el taburete puede ser personalizado por el usuario. Reducido a lo esencial, en este caso una sola pata –que representa un tercio del asiento y se repite tres veces– la combinación de varios taburetes crea una superficie infinita, con un amplio abanico de posibles dibujos inspirados en las baldosas tradicionales.
Inicialmente fabricado en madera maciza –roble, nogal y arce barnizado mate–, contrachapado macizo de abedul barnizado mate, o acero con baño de cobre, latón y niquel; estos últimos años se han incorporado materiales como el mármol y el corian.
Fotografías: Alfonso Herranz y Enrique Romero de la LLana