Casa-cafetería Louverwall; una caja camaleónica.
Una pareja y cinco gatos son los nada convencionales habitantes del edificio que, situado en el recién creado distrito de edificios de uso mixto en Paju, Corea del Sur, aloja una cafetería en la planta baja y la vivienda de los propietarios en las dos siguientes. Un volumen rodeado por construcciones en tres de sus lados. La fachada de aluminio abre el interior al Oeste.
Introducir una luz natural suave en el interior fue prioritario a la hora de abordar la intervención, y la orientación a Oeste de la parcela no ayudaba. «Necesitábamos limitar la luz directa de Oeste e introducir luz sur» señalan los arquitectos, que han creado un muro cortina que, como una piel que envuelve la fachada oeste y parte de la sur, permite que la luz penetre en el interior.
Construida sobre una sólida estructura de hormigón, Louverwall –nombre con el que los arquitectos han bautizado el edificio– señala la entrada a través de un retranqueo en su fachada sur, como una suerte de cueva que invita a entrar. Sobre el muro cortina se ha colocado un sistema de persianas, diseñadas para bloquear el sol de verano y para atraer calor en invierno. Cuando se cierran, las lamas de aluminio cubren la totalidad del muro cortina, creando una importante sensación de solidez.
«El propietario, un entusiasta de la música quería un lugar donde sus clientes pudieran disfrutar tranquilamente de la música y el café» explican desde ADN, que han diseñado un espacio vertical, transparente y dinámico para el bar. Dentro de la envolvente, dos paredes curvas masivas conducen la luz a la planta baja, dando lugar a un interior cambiante, fiel reflejo de cada movimiento de las nubes o del sol, y de cada cambio estacional.
En el café la luz resbala entre las dos paredes curvas, haciendo hincapié en la verticalidad del espacio. Al subir por las escaleras, el usuario experimenta al máximo el juego de luces y sombras producido por las sombras de las persianas, que crea un interesante patrón rítmico en constante cambio a medida que cambia la luz. Un juego visual de luz y sombra que se vuelve aún más dinámico al encontrarse con el ritmo de la música que flota en el espacio.
Situada en el segundo y tercer piso, la residencia de los propietarios está ocupada por un dormitorio, una sala de estar y una pequeña cocina.
Las persianas se han diseñado utilizando PLDS –sistema de diseño paramétrico de persianas–, un algoritmo que encuentra la forma óptima de la persiana para una superficie dada, a partir de parámetros como el ángulo de rotación, el espaciado, la longitud de proyección y la inclinación. «No se trata sólo de bloquear la luz solar directa, sino de calcular la cantidad de sol que se bloquea en verano y que atraviesa en invierno» explican los autores del proyecto, que señalan cómo el muro cortina ofrece una fachada acristalada con luz suave, sin generar por ello cargas adicionales de calefacción ni refrigeración.
Fotografía: Kyungsub Shin