Studio MK27 abre una privilegiada ventana a Sao Paulo.
«Crear una atmósfera acogedora y solemne, donde el mobiliario fijo del salón –diseñado especialmente para este lugar–armonizara con los objetos de diseño clásico elegidos, fue fundamental para nosotros «, afirma el autor del proyecto, que ha apostado por un interiorismo sobrio, con diseños originales brasileños, escandinavos e italianos de Hugo França, Hans Wegner, Franco Albini y Gio Ponti, entre otros.
Envolviendo el espacio, una piel de madera recubre el interior de la vivienda, protagonista, junto al icónico mobiliario, de la intervención. Oscuros paneles que, combinados con placas de acero cortén en las paredes, contrastan con la tonalidad mucho más clara de los suelos, de mármol travertino en las zonas comunes y madera en los dormitorios. Tonos ocres, beige y rojizos que se trasladan además a las tapicerías y las cortinas, generando un ambiente cálido, donde todas las estancias son tratadas con igual cuidado.
Distribuido en tres niveles, el apartamento localiza las áreas más privadas –dormitorios y baños– en la planta baja, reservando las dos superiores para las zonas comunes y de relación.
«El pasillo, que adquiere un valor añadido, abandonando su tradicional papel como ‘lugar de paso’ para convertirse en un espacio arquitectónico con valor propio, a modo de galería donde el cliente expone su colección de arte», cuenta el arquitecto.
La planta segunda alberga un despacho, la cocina, el comedor y la sala de estar. Sofás, sillones, sillas y mesas auxiliares hacen de este último un lugar perfecto para encuentros sociales y donde grandes alfombras en el suelo funcionan como sutiles elementos separadores entre las distintas atmósferas en las que se divide este espacio. La iluminación puntual de las luminarias de pie se combina con luces indirectas empotradas en el techo.
Dividida en ambientes diferenciados y con una impresionante estantería de suelo a techo, la biblioteca de la planta alta se abre a las espectaculares vistas de Sao Paulo, a través de un gran ventanal que rompe la secuencia de módulos que envuelve el espacio.
Además de la biblioteca, esta planta alberga un jardín de invierno, un gimnasio y una piscina. De líneas minimalistas, esta última se proyecta en continuidad con el denso jardín, entre paredes de madera, suelo de travertino y un enrejado metálico en el techo. La doble altura potencia la amplitud espacial y la continuidad de la arquitectura con el entorno.
Fotografías: Jonas Bjerre-Poulsen, cortesía de v2com