Lujo, aventura, hielo y fuego: ION Hotel en Islandia.
A menos de una hora en coche de la capital islandesa, Reikiavik, el hotel ION se sitúa en las estribaciones del Parque Nacional Thingvellir, un entorno natural privilegiado declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Por ello, las vistas han sido una parte fundamental a la hora de convertir una posada abandonada en un resort de lujo en el que tienen cabida desde los amantes de deportes extremos hasta los meros observadores de las Luces del Norte.
El escarpado terreno en que se sitúa, que en su momento supuso un hándicap para la ampliación del antiguo establecimiento, se ha convertido a la hora de reformarlo en una ventaja y un toque de originalidad útil. Una serie de pilares permiten crear un mirador con vistas incomparables de las paredes volcánicas del monte Hengill, no especialmente apto para el vértigo…
El recubrimiento en hormigón crudo de la parte más nueva del hotel permite una integración casi total con el paisaje de rocas, además de cuidar al más mínimo detalle la sostenibilidad y el medio ambiente desde el respeto y el aprovechamiento de recursos. Además, se encuentra bien comunicado gracias a su proximidad a la Ring Road, la carretera principal del país.
Pero no todo es exterior en ION: los interiores también han sido cuidados para que la experiencia de una estancia sea lo más provechosa y placentera posible. Todas las habitaciones tienen vistas al paisaje, su mobiliario está realizado en madera y piedras de lava, cuidando que fuera lo más natural posible.
El restaurante Silfra y el bar Northern Lights encarnan el sabor local y el espíritu islandés, desde una comida de proximidad y basada en la tradición hasta el lugar perfecto para observar el cielo nocturno al modo de los habitantes del país.
Y sin olvidarnos de la piscina. La tradición iniciada por los vikingos y primeros pobladores de Islandia se mantiene a través del uso de las aguas termales que se encuentran presentes en la mayor parte del país. En este caso se usa el agua procedente de la estación geotermal de Nesjavallavirkjun, rica en minerales como calcio, hierro o magnesio, que ayudan a rejuvenecer el cuerpo y que a una temperatura de entre 38 y 40 ºC (enfriada para mayor comodidad) elimina el estrés.
Un destino inigualable. ¿Nos vamos a Islandia? Lee más sobre el país en diarioDESIGN.
Nesjavellir vid Thingvallavatn
801 Selfoss
Islandia