La Acadèmia Altimira se renueva con la frescura de Masquespacio.
Especialistas en el rediseño de marca, a partir del cual se inspiran los interiores, este proyecto les venía como anillo al dedo porque ya tenían experiencia en ello. En concreto la academia 2Day Languages, una escuela para aprender castellano en Valencia.
Leer post de diarioDESIGN sobre 2Day Languages.
El proyecto, por cierto, les ha permitido dejar su huella en la provincia de Barcelona – la academia está situada en Cerdanyola del Vallés – después de plasmar su talento en Alemania y Noruega, y por supuesto, en Valencia, donde están ubicados.
Ver más proyectos de Masquespacio en diarioDESIGN.
Masquespacio combina diseño de interiores y marketing – las dos especialidades de sus fundadores, Ana Milena Hernández Palacios y Christophe Penasse – en una fórmula con la que ya han conseguido reconocimiento internacional.
El equipo personaliza al máximo cada proyecto porque, obviamente, cada marca es única. Pero sí aplican el mismo método: buscar un concepto en el que inspirarse así como apoyarse en los colores como herramienta de trabajo.
En la Academia Altamira el rediseño de la marca y el espacio se inspira en el concepto ‘Construir’. Construirse a uno mismo como persona y a través del aprendizaje. Una vez con la idea, se pasa al plano.
En este caso la mejor manera donde podemos ver interpretado el concepto de ‘construcción’ es en la prevalencia de líneas geométricas. Por ejemplo, con estructuras verticales y recursos en forma de cubos, triángulos, polígonos, etc.
Luego tenemos los colores. La academia cuenta con diferentes tipos de públicos; desde niños has adultos jóvenes. Para homogeneizar todas las edades han recurrido a buscar un equilibrio en la paleta y en los materiales que integrase a todos.
Distintos tonos de azul y verde, así como un tono claro de madera son los protagonistas. La madera, por su parte, es el principal material. Está presente tanto en las formas geométricas como en las redondeadas. En este último caso la suma de ambos ayuda a romper la rigidez que podría suponer tanta línea, lo que proporciona confort al espacio. El verde, por último, añade unas gotas orgánicas que también le dan vida.
El local, de 123 metros cuadrados, requirió una reconstrucción para ajustarse a las necesidades de la academia así como aprovechar al máximo la reducida entrada de luz natural. Para ello optaron por paredes de contrachapado a tres cuartos de altura así como puertas correderas de listones de madera para poder cerrar las aulas en cualquier momento sin perder la luz entrante de los pasillos. También se han creado soluciones acústicas para las diferentes aulas.
Dentro del mobiliario destacamos el sofá de Missana, las sillas de Muuto y las telas de Kvadrat.
Fotografías: David Rodríguez y Carlos Huecas para Cualiti.
Acadèmia Altimira
Calle Altimira 5
Cerdanyola del Vallès (Barcelona)