El estudio EMBT Miralles Tagliabue rehabilita una finca del siglo XVII en el Casco Antiguo de Barcelona.

Fotografía de Marcela Grassi

Fotografía de Marcela Grassi

La intervención se ha centrado en la investigación y en el descubrimiento de sus elementos originales. Se encontraron arcos góticos, fragmentos de frescos en las paredes, un valioso suelo de baldosas cerámicas, viguetas de madera, el revoltón cerámico y el mortero de cal, materiales y elementos constructivos muy representativos de la arquitectura tradicional catalana, que se reintegraron con el fin de preservar la identidad del edificio.

Fotografía de Marcela Grassi

Fotografía de Marcela Grassi

Fotografía de Marcela Grassi

Por ello, se han rehabilitado las viviendas respetando la historia del lugar transmitida en los materiales y estructuras descubiertas, adaptando la distribución espacial para atender las nuevas maneras de habitar y facilitar las nuevas tecnologías. El resultado ha sido una dilatación de los espacios interiores, y una mejor iluminación que proporciona una nueva sensación de bienestar.

Fotografía de Marcela Grassi

La superposición de elementos históricos con nuevos tabiques de policarbonato ha dado lugar a espacios vivos y dinámicos, que reflejan distintas épocas y enlazan el pasado y el presente. «El edificio actúa como un espejo urbano en el que el paso del tiempo se ve reflejado», explican desde el estudio EMBT.

Fotografía de Marcela Grassi

Fotografía de Marcela Grassi

La terraza de uso común otorga una sensación de libertad en un núcleo urbano compacto con vistas al casco antiguo de Barcelona, permitiendo además la interrelación entre vecinos.

Fotografía de Marcela Grassi

La principal intención del proceso de readecuación de las viviendas fue buscar las huellas históricas del edificio empleando recursos creativos al menor coste, por medio de un trabajo de limpieza, acercamiento y descubrimiento para alcanzar un resultado óptimo.

Fotografía de Marcela Grassi

Ficha técnica