El arquitecto Borja García crea un diálogo entre casa y marca en la sede de Gandía Blasco.
“El resultado es una vivienda elemental en su diseño y en su materialización pero con una potente solución constructiva que dota al proyecto de una fuerte identidad y carácter”, opina el diseñador y arquitecto. Una identidad que, lógicamente, se convierte en una extensión del imaginario que proyecta la marca a través de sus productos.
La escalera escultórica de hormigón que recorre la vivienda es la protagonista de un diseño cuyo objetivo principal era integrar la residencia en el conjunto arquitectónico existente, que en este caso se trata de la antigua fábrica de la compañía, un edificio de la primera mitad del siglo XX donde la firma empezó fabricando mantas.
Teniendo en cuenta que el edificio está ubicado entre medianeras, la integración de la residencia se ha solucionado como una ampliación de la modulación y sistema estructural de la antigua fábrica, completando miméticamente la manzana original. “De este modo se pretende que el paso del tiempo absorba las ligeras diferencias que puedan existir”, añade García.
Esto se traduce en una vivienda de cinco niveles de 22×7 metros en planta cuyo núcleo principal es un gran espacio abierto en la planta baja y la escalera mencionada anteriormente.
La residencia se resuelve con un esquema de banda de servicios que recorre toda la extensión de la planta albergando las piezas menores (baños, lavadero, aseos, etc.). El resto de estancias vuelcan a ambas fachadas dejando la zona central para la escalera, lo que dota de “personalidad cada espacio que cruza”.
La planta baja, además, conecta con el showroom de la firma, contiguo a esta zona. Esta área se divide en una sucesión de espacios de carácter social que finalizan en una doble altura presidida por un enorme mural con imágenes de la historia de la empresa, fundada en 1941.
En cuanto a los materiales y acabados, se buscaba una coherencia total con la identidad de la firma así como sinceridad en el resultado. El blanco es protagonista absoluto, sobre el cual destacan, como no podía ser menos, los diseños de GAN, la línea de alfombras y complementos de Gandía Blasco.
Por último, pero no menos importante, destacar la piscina, conectada a la casa a través del sótano, en el cual se han dejado desnudos los muros de hormigón.
La piscina, construida también en hormigón blanco, representa un gran plano de agua flotando al nivel del resto del terreno. Una especie de “caja de agua suspendida en su interior”. Las proporciones de la piscina buscan el dialogo con la fachada trasera de la vivienda mientras que las escaleras de acceso imitan a la de la vivienda.
Fotografías cortesía de Borja García Studio
Arquitectos: Borja García, Clara Gironés, Sergio García-Gasco, Jorge Cortés y Manuel Martínez.
Gandía Blasco c/ Músico Vert 4 Ontinyent (Valencia). www.gandiablasco.com