Hotel Alma: aúna el clasicismo del Eixample y la modernidad de Barcelona.
El edificio escogido, el cual albergó en el pasado las oficinas de Solvay Iberica, no podría ser más adecuado. Situado en el cruce entre el Paseo de Gracia y la calle Mallorca, es el perfecto ejemplo del estilo del Eixample, con patio interior ajardinado incluido.
Los materiales son nobles (madera, piel, acero), aplicados en bruto y con detalles puros y simples, lo que sirve también para que los huéspedes se sientan como en casa, el objetivo principal del hotel.
Y del grupo, Alma Hotels, que busca con sus propiedades (en Berlín, Pamplona y Sevilla) “aportar algo nuevo al turismo urbano que permita que la estancia sea una manera de vivir y descubrir la ciudad”, han dicho. “Invitar al cliente a viajar sin prisas, a integrarse en la ciudad, mezclarse con sus habitantes, apreciar sus ritmos y saborear la estancia en cada momento”.
Esto se traduce en ofrecer contrastes y encantos únicos en hoteles de máxima categoría ubicados en edificios emblemáticos. Las virtudes de un hotel urbano contemporáneo y de lujo, pero con el sabor de los antiguos. Autenticidad, espacio, confort, trato personalizado y servicios de calidad forman parte de su identidad.
El proyecto ha implicado una rehabilitación del edificio para recuperar su antiguo esplendor, siendo las fachadas uno de los elementos que han sufrido una mayor intervención. Y aquí es donde empieza la división: la parte orientada a la calle Mallorca mantiene el estilo del ensanche barcelonés mientras que la fachada encarada al jardín interior es más actual.
El patio es uno de los elementos más atractivos del hotel, que ha querido devolver a la ciudad uno de los jardines privados del ensanche. Pese a su fachada moderna, cuyos accesos convierten la zona en un recinto de cristal y acero, también incluye elementos más clásicos combinando la rasilla y los estucos con la madera de cedro natural.
El otro punto de atracción es el atrio de siete plantas iluminado por una claraboya. Este elemento funciona como el punto de encuentro entre el mundo clásico y moderno, un espacio de transición que, además, aporta luz natural a los pasillos. Por otra parte, sus grandes ventanales de espejo, perforados sobre una pared negra, y enmarcados en madera, contrastan con la solidez de las habitaciones.
Las habitaciones de estilo clásico se inspiran en el típico piso del Eixample con un interiorismo sobrio y elegante. Ambas, de todos modos, comparten materiales, tonos y una misma atmósfera gracias a una iluminación tenue que crea ambientes de semi-penumbra mediante una luz artificial y rasante.
El hotel dispone de 72 habitaciones, todas ellas de más de 50 metros cuadrados. Entre los servicios que ofrece destaca también el spa, decorado a modo de termas romanas, usando luz cenital y piedra blanca caliza.
Fotografías cortesía de Alma Hotels y Habitan Arquitectos.
Hotel Alma Barcelona Calle Mallorca, 271 Barcelona www.almabarcelona.com