Gordons Bay House: seis grados de separación en el diseño de esta casa de Sydney.
Se trata de una vivienda de losas superpuestas que gana protagonismo por la disposición de las plantas, los voladizos y la textura de los materiales.
El diseño consiste en tres plantas desplazadas entre sí por seis grados, las cuales pivotan en torno a una escalera en el centro de la vivienda a modo de eje. La rotación de las plantas conlleva que cada una tenga una orientación diferente, lo que a su vez, sirve para maximizar la ubicación del terreno.
La planta baja está sesgada, quedando parte de ella en el sótano, para permitir un fácil acceso al garaje.
La cara noroeste de la planta primera permite vistas a la bahía y al promontorio Clovelly, mientras que la cara sur disimula las vistas a la carretera situada frente a la casa.
La rotación de la segunda planta, por su parte, ofrece varias terrazas y voladizos salientes sin que afecte a las vistas de las casas colindantes, uno de los objetivos del proyecto.
El cemento es el gran protagonista en el exterior de la casa, sólo roto por las lamas de aluminio usadas para las ventanas y el revestimiento de las paredes. En el interior de la casa, el cemento se ha dejado a la vista en algunas partes como elemento decorativo.
Esta paleta de materiales y el uso de maderas nuevas y recicladas confieren texturas y tonalidades cromáticas muy naturales a la vivienda.
La casa, por deseo del propietario, no tiene aire acondicionado. Para minimizar las altas temperaturas, Rosselli se ha servido de aleros generosos y ventilación natural. La escalera, por ejemplo, permite la entrada de aire y luz, y las distribuye por toda la vivienda.
El estudio de paisajistas Terragam se ha encargado del jardín de la vivienda, parte del cual discurre encima del semisótano. El acceso a la casa, situado junto a la carretera, se ha mejorado decorándolo con plantas endémicas y arbustos.
Fotografías: Justin Alexander y Richard Glover