El japonés Keiichi Hayashi diseña en Kyoto una casa soportada por columnas de luz.
Las superficies interiores están tratadas con un acabado blanco reflectante que maximiza el efecto de la luz natural.
El espacio abierto al este es un patio rodeado por muros de contención que gracias al uso de puertas de cristal correderas permite inundar el interior de luz natural y extender el uso del interior al exterior. Por otro lado, el espacio abierto al oeste conecta el vestíbulo y el jardín de las parcelas adyacentes y el callejón. Hojas de metal de color marrón, un material muy común en Japón, se han utilizado para recubrir el muro exterior de la casa y reducir diferencias visuales con el paisaje urbano circundante.