Town House: un loft de tres plantas renovado con colores.
Se ha mantenido su fachada de caliza, de acuerdo con la legislación vigente en el Estado de Washington. También se ha conservado la estructura de vigas, en un esfuerzo por mantener la idiosincrasia del edificio y no poner en riesgo el frente. Tratando de evitar la redundancia que se observaba, debida a la repetición de alturas de los techos, en el tercer piso se abrió un tragaluz que inunda de claridad el espacio.
Se han empleado elementos de vidrio y acero para componer los espacios y unificar una variedad de materiales que a la vez es consistente.
Según Ethel Rompilla, profesora de la New York School of Interior Design, ‘los colores seleccionados para un interior tienen por objeto proporcionar un espacio visualmente armonioso para sus habitantes‘. Así, en esta Town House podemos encontrar ladrillo visto y paredes encaladas en contraposición a suelos de azul vivo, barandillas y puentes metálicos, escaleras de acero enmarcadas en amarillo… creando una atmósfera alegre, acogedora y moderna, completada con un abanico de muebles que va desde los clásicos y rotundos de madera de nogal hasta iconos del diseño como la silla LCW de Charles y Ray Eames o la Swan de Arne Jacobsen, y pufs de diferentes colores que son un must-have en cualquier ático contemporáneo.
El resultado: calidad espacial moderna en una tipología de casa tradicional.
Fotografías cortesía de Robert Gurney Architects realizadas por Paul Warchol. Texto de la blogger Elena Minguela G.