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Gemma Figueras
12 julio 2010

Casa Manifesto de James&Mau para Infiniski: en 90 días, bonita y eco.

Diseño bioclimático, reciclaje, reutilización, reducción de materiales de construcción, materiales y sistemas constructivos no contaminantes, utilización de energías renovables… Todos estos conceptos convergen en la Casa Manifesto, un diseño del estudio de arquitectura James&Mau construido por Infiniski.
El diseño arquitectónico de la Casa Manifesto, ubicada en Chile, es obra del estudio de arquitectura y diseño James&Mau, con sedes en España, Chile y Colombia. Lo lideran el arquitecto español Jaime Gaztelu y el colombiano Mauricio Galeano. Ambos son socios fundadores y arquitectos jefes de la empresa constructora de inmuebles ecológicos Infiniski, que ha ejecutado la obra. Su lema: “no es por el cambio climático. Es porque nunca he sido capaz de dejar restos de comida en mi plato”.

La estructura de la vivienda la constituyen tres contenedores marítimos reutilizados, combinados con otros materiales como botellas, madera, hierro y aluminio reciclados, entre otros. Su sistema constructivo funciona en base a un diseño modular, prefabricado en taller, que permite limitar los gastos de transporte y de contaminación en obra. Este sistema permite pensar la realización completa de la casa, integrando posibles ampliaciones -rápidas y coherentes- en caso de que las necesidades de espacio del cliente vayan a cambiar con el tiempo.

En este caso, el resultado es una vivienda de 160 m2 interiores divida en dos plantas. La planta baja la ocupa un amplio espacio común, que incluye salón-comedor, cocina, habitación, baño y terrazas. El dormitorio principal con su baño, estar, dos habitaciones con baño compartido y terrazas forman el programa habitable de la segunda planta.

Su ubicación, en lo alto de una colina dominando el paisaje, genera una permeabilidad en su eje este-oeste. A través de un gran espacio acristalado, la sensación que produce estar en la zona más social de la casa es la de estar bajo un gran puente en la mitad de la nada. Favorece disfrutar de entorno especial donde ver el amanecer o el atardecer se convierte en toda una experiencia lúdica.

La casa se distribuye alrededor de este gran espacio común con volúmenes mucho más cerrados en el eje norte-sur. Al mismo tiempo y de manera intencionada, el sistema constructivo de la casa se ha revestido con una piel que, jugando a través de sus elementos horizontales, genera una riqueza de luz y sombra que contribuye a desmaterializar los volúmenes. La casa, gracias a sus materiales, se convierte en un objeto arquitectónico vivo.

La propia forma de la casa responde a un diseño bioclimático que se adapta a la incidencia de los elementos climáticos del lugar. Así, la vivienda “se viste” en verano y “se desviste” en invierno mediante una piel solar transventilada, tanto en fachadas como en cubiertas. Para lograrlo se utilizaron dos tipos de piel: una a base de lamas de madera horizontales fijas y otra de palés móviles, que se pueden abrir de manera individual para controlar la radiación solar. Esta piel de la cubierta es una ligera malla de “quitaipón”, según la estación del año. Sirve, además, como ingenioso acabado estético que ayuda a integrarla en su entorno rural.

El cerramiento interior está conformado por aislamiento de celulosa reciclada proyectada sobre el interior de la chapa del contenedor y acabado con paneles ecológicos de fibra de celulosa y yeso. Con estos elementos de aislamiento térmico pasivos, y la incorporación de tecnología de energías alternativas (paneles térmico solar) la casa logra una autonomía energética del 70%.

Materiales empleados (reciclados, reutilizados y no contaminantes):

 

Contenedores marítimos reutilizados (estructura y cerramientos)
Palés reutilizados (piel exterior)
Madera de bosque sostenible (lamas de piel exterior)
Celulosa proyectada de papel de diario reciclado (aislamiento de cerramientos)
Paneles de fibra de celulosa reciclada y yeso natural (paramentos interiores)
Acero galvanizado reciclado (estructura de paramentos interiores)
Corcho natural ecológico (aislamiento térmico bajo suelos)
Contrachapado 30mm original del contenedor pulido y barnizado (suelos interiores)
Madera de laurel reutilizada de suelos de demolición (muebles de cocina y armarios)
Madera de pino Oregón reutilizada de vigas de demolición (peldaños de escalera)
Fallebas (barras verticales de cierre) de puertas de contenedores reutilizadas (barandilla de escalera)
Pintura ecológica
Azulejos “eco-label” (alicatados de baños)

 

Fotografías de Antonio Corcuera y James&Mau.

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