Tienda pop-up de Prada en París, diseñada por Roberto Baciocchi.
La tiendas pop-up son ya una tendencia ineludible en el mundo de la moda que este otoño han seguido marcas como Dr. Martens, Colette o incluso Phaidon, la editorial de libros de diseño. Estos proyectos con fecha de caducidad se asocian a diseños muy comerciales, de sensibilidad pop, o incluso experimentales y radicales.
Prada no deja de sorprender mundialmente con sus espectaculares e innovadoras tiendas creadas por grandes nombres de la arquitectura y el diseño. Y este local es una nueva sorpresa, esta vez de estética postmoderna, exagerada y casi kitsch, pero indudablemente parisina.
A pesar de las raíces italianas de la marca, Baciocchi ha enfocado este proyecto inspirándose en Monmartre y sus aires bohemios. Ha creado una escenografía explícitamente falsa hecha con imágenes trompe-l’oeil que ya desde la calle recrean la silueta del puente Mirabeau, el primero construido de estructura metálica y que fue inmortalizado por el popular poema de Guillaume Apollinaire. La escena se complementa con una fila de maniquís situados en el exterior y continúa en el interior de la tienda, donde la silueta del puente recorre una dramática trayectoria hasta la escalera.
Por si fuera poco, el interiorismo se complementa con expositores de bronce y cristal, alfombras y mobiliario tapizado de terciopelo lila, espejos de suelo a techo en abundancia y un pavimento de mármol en damero blanco y negro que recuerda la emblemática tienda original que Prada abrió en 1913 en la Galería Vittorio Emanuele II de Milán.