El Guggenheim de Bilbao inaugura la exposición Frank Lloyd Wright.
Organizada conjuntamente por el Museo Guggenheim Bilbao, la Solomon R. Guggenheim Foundation y la Frank Lloyd Wright Foundation, que ha prestado la gran mayoría de los materiales, la exposición presenta cronológicamente más de 60 proyectos tanto en soporte original como con medios ideados para la ocasión –dibujos del autor, maquetas históricas y recientes, fotografías de archivo y contemporáneas, libros, revistas e incluso vídeos y animaciones digitales.
Como no podía ser de otro modo, la gran estrella de la exposición son las maquetas y dibujos del museo Guggenheim de Nueva York, pero también se muestran otras obras emblemáticas como la Casa de la Cascada o las Oficinas de la Larking Company. Se exponen una gran variedad de trabajos: viviendas privadas, oficinas, edificios públicos o religiosos, incluso planificaciones urbanísticas que no llegaron a realizarse. Una extensa obra que confirma la relevancia de las ideas de Wright no sólo en la arquitectura, sino en la configuración de la organización de la vida moderna.
Para Wright la arquitectura no fue más que una extensión del quehacer cotidiano. Siempre buscó la calidad de vida de los habitantes de sus edificios; diseñaba pensando en sus clientes, proyectaba para un lugar y tiempo concretos. Además de un uso innovador de los materiales -el hormigón fue su gran aliado-, Wright fue un amante de la arquitectura orgánica y un gran defensor de la integración de los edificios en su entorno y en la naturaleza. Se preocupó no sólo del exterior, sino también de que sus interiores abiertos y llenos de luz natural facilitasen la relación social entre las personas y la relación del hombre con la naturaleza. Una de sus grandes aportaciones fue la creación de espacios abiertos en las Usonian Houses, casas de línea horizontal donde concibió la cocina americana como nuevo centro de la vivienda, eliminó sótanos y buhardillas y extendió el interior hacia el exterior mediante cubiertas planas y terrazas.