El Equipo Creativo fusiona el Madrid más auténtico en el Hotel Axel.
En el número 49 de la calle de Atocha se ubica el primer establecimiento que Axel Hotels inaugura en Madrid. El palacete ha sido un contenedor lleno de oportunidades, que El Equipo Creativo ha sabido reconvertir en un vibrante espacio, en el que el espíritu libre de esta cadena de hoteles orientada a la comunidad LGBTQ, pero abierta a todo el mundo, se respira en cada rincón.
Además del edificio, el propio emplazamiento del Hotel Axel, en pleno Barrio de las Letras, ha sido unas de las principales fuentes de inspiración a la hora de desarrollar el proyecto. En esta zona de Madrid vivieron muchos de los grandes literatos españoles del Siglo de Oro, y es además uno de los barrios más tradicionales y castizos de la capital. Por otro lado, los diseñadores han querido enlazar la innovadora filosofía de Axel Hotels con una de las grandes revoluciones culturales de la ciudad: la Movida Madrileña de los años 80.
Para fusionar todas estas referencias, El Equipo Creativo ha utilizado el color para unificar y a la vez personalizar cada ambiente del establecimiento.
De esta manera, en la entrada y recepción, vistosos carteles luminosos y maniquíes reciben al visitante de forma desenfadada. Con ellos se evoca el universo del cineasta Almodóvar y de otros personajes de la escena musical y artística de la Movida.
El pasado literario del barrio se reinterpreta con la presencia de palabras y frases en los diferentes rótulos luminosos, aunque transmitiendo mensajes más populares. Es en el patio de luces donde estos textos adquieren mayor relevancia, elevándose simbólicamente como si fueran las voces de los antiguos “corrales de comedias”, que abundaban en esta zona.
Más zonas de uso público se encuentran en la primera planta, antigua zona noble del edificio. Sus diferentes estancias conservaban muchos de sus elementos originales, de gran valor patrimonial. Aunque estaban decoradas con diferentes acabados y colores, los detalles en dorado estaban presentes en todas ellas.
Esta particularidad sugirió a los autores del proyecto el uso de este color en las nuevas piezas de mobiliario, destinadas a las nuevas salas de uso común y suites que ahora ocupan esta planta.
En el resto de las habitaciones se ha tratado de crear una atmósfera acogedora y a la vez lúdica, a través de la reinterpretación de iconos visuales del mundo del toreo y la mantilla. Por un lado, el azul intenso de las paredes y el techo, así como el cálido pavimento de madera propician la relación y el descanso.
Por otro, las luces de neón con mensajes directos, y las cortinas que rodean la cama – de encaje negro y rosa capote – permiten transformar la habitación de forma sexy y divertida.
“Las Chicas, Los Chicos y Los Maniquíes”
En la planta baja, este restaurante, que toma su nombre de una popular canción de los 80, invita a todo tipo de público a disfrutar de su gastronomía, obedeciendo al enfoque “heterofriendly” de la cadena.
El color se usa de forma todavía más libre y desprejuiciada que en el resto de los espacios que hemos visto hasta ahora. Dos largas barras rojas, presiden sus dos salas principales, divididas por el antiguo pasaje de caballerizas, por el que ahora se accede al hotel. Los elementos gráficos adquieren también un gran protagonismo, y hacer referencia a los comercios tradicionales que se conservan en la calle en la que se ubica el hotel.
Tres pequeños comedores privados complementan su oferta. Cada una de ellas está decorada en un único color: rojo, verdoso y rosado. A través del diseño de sus revestimientos y mobiliario, se ha tratado de establecer un diálogo contemporáneo con los salones clásicos de la planta primera.
Bala Perdida Club
Por último, en dos naves subterráneas abovedadas de ladrillo, se ubica este secreto y provocador club. El color, una vez más, y los efectos visuales son los protagonistas de este espacio. El local debía poseer la versatilidad suficiente para poder funcionar como snackería y como coctelería, por lo que su escena debía transformarse de cálida a oscura con rapidez.
Para conseguir este objetivo se ha dispuesto en el eje de la bóveda una luminaria longitudinal de tiras de Led Digital Dinámico, encastadas entre plafones suspendidos de absorbente acústico, que a través de diferentes programas, permite múltiples cambios de color. Complementariamente, el frente de la barra cuenta con una lámpara de tiras verticales de led RGB, en color anaranjado como base del resto de colores que se le quedan por encima y dependen de la lámpara del techo.
Por otro lado, el uso de trucos ópticos, como el “espejo infinito”, refuerza el carácter clandestino y mágico del espacio. Gracias a la colocación de espejos enfrentados en sus extremos, las dos bóvedas se convierten en unos inquietantes túneles sin fin.
Fotografías: © Adrià Goula