Dropbox crea una casa para trabajar en Sídney.
Originales, vibrantes y modernas a nivel estético y amigables a nivel funcional. En este caso Dropbox va un paso más allá y ha querido proporcionar un hogar a los miembros de su familia. Porque detrás de una buena familia, hay una buena casa, sostienen. Porque la compañía necesita un lugar donde se creen recuerdos y – en la era del storytelling – historias que contar.
El estudio Gensler ha sido el encargado de crear una estrategia de interiorismo que respondiese a esta demanda. Conseguir un espacio profesional pero en el que nada es muy formal. Con elecciones de materiales y elementos de decoración intencionados pero sin que lo parezca. Sin lujos aparentes pero con una buena muestra de arte. Un sitio funcional pero conectado a la naturaleza. Y, en definitiva, un lugar en el que puedan convivir todos bajo el mismo techo.
La construcción del espacio – con una superficie de 2000 metros cuadrados – sigue los principios básicos de la arquitectura, y en el fondo una familia: unos buenos cimientos. Los de Dropbox debían asestarse en los propios principios de la compañía: la oficina no debe ser un lugar donde estresarse sino un sitio en el que remar juntos, con un objetivo compartido por todos los miembros, que se logre de manera eficaz y con cupcake moments, que es como llaman ellos a la diversión.
La distribución y los ambientes también siguen los típicos de una vivienda. Para empezar tenemos la recepción. Si el recibidor de una casa es el encargado de dar la bienvenida, lo mismo se busca en este proyecto, con el añadido de transmitir la cultura de la compañía. Y puesto que Dropbox se dedica a ofrecer un servicio para poder acceder a material ajeno, el hall debía reflejar dicha accesibilidad. Por ello, a nivel visual, conecta todas las partes públicas de la casa.
El lounge, en cambio, es la sala de estar. Es decir, el corazón de la casa junto a la cocina. Un sitio donde relajarse y celebrar encuentros breves o informales. La cocina, por su parte, está funcionando todo el día. Ya sea porque hay gente cocinando o porque el lavavajillas está en marcha.
Para las grandes reuniones se abre el comedor, es decir, un área donde celebrar encuentros formales con clientes pero sin perder confort y adaptable en función del tamaño del grupo.
Luego están las zonas más privadas, las habitaciones, que aquí serían los despachos y zonas de trabajo propiamente dichas. El sistema también es flexible para poder acoplarse en todo momento a la estructura del equipo. Pero lógicamente están diseñados para un trabajo más personal, con zonas para encuentros más reducidos y atender videoconferencias.
La sala de juntas es quizás la parte más formal pero, sin embargo, trata de romper la seriedad con elementos originales como las cortinas o la alfombra y creando una conexión con la naturaleza.
Y, por supuesto, como toda buena casa, las oficinas de Sídney también cuentan con un patio. Uno con muchas plantas y, por tanto, mucho verde. Un sitio donde ya no hace falta una excusa para salir a tomar el aire.
Fotografías: Gensler
Dropbox Sydney
5 Martin Place
Sydney, Australia