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La racionalidad y el bajo impacto ambiental caracterizan al nuevo Centro de Surf de Somo en Cantabria.

El estudio Romero Soto Arquitectos es el autor del centro de surf de Ribamontán al Mar, municipio que ocupa la costa central de Cantabria, al este de la Bahía de Santander. Cuenta con más de 15km de costa y una tradición surfista que se remonta a los años 60.

© Javier Azurmendi

En el año 2012 Ribamontán al Mar fue declarada Reserva Natural del Surf, convirtiéndose así en el primer municipio de España y en el segundo de Europa (el primero fue Ericeira, en Portugal) que reconoce sus playas y rompientes por su carácter medioambiental, deportivo y socioeconómico, abriendo las puertas a un modelo económico sostenible, que tiene como referente el Centro del Surf de Ribamontán al Mar inaugurado ese mismo año.

© Javier Azurmendi

El Centro de Surf diseñado por Romero Soto Arquitectos se sitúa en Somo (uno de los siete núcleos de población de Ribamontán al Mar) en una zona muy turística en la que predominan las edificaciones de uso fundamentalmente estacional.

© Javier Azurmendi

Resultaba imprescindible por la propia condición de su uso y de la actividad a la que da servicio, que ésta nueva instalación se situase lo más próximo posible a la playa, pues sería impensable que los surfistas tuvieran que desplazarse a cambiarse, ducharse o almacenar sus tablas a alguna parcela urbana propiedad del ayuntamiento. Por ello, y ante la carencia de suelo de propiedad municipal y de carácter dotacional con estas características se optó por situar el proyecto en la zona del paseo marítimo de Somo.

© Javier Azurmendi

La parcela tiene forma rectangular con su lado largo en la orientación Este-Oeste. Presenta un desnivel de 3m con caída hacia el sur, resuelta en forma de bancales escalonados construidos mediante muros de contención de hormigón armado y pavimento a base de adoquinado de hormigón.

© Javier Azurmendi

© Javier Azurmendi

© Javier Azurmendi

El edificio proyectado pretende retomar un espacio actualmente infrautilizado, aprovechando sus virtudes principales la buena orientación, la protección de los vientos y su condición de espacio de transición entre el espacio urbano y la playa, dando además respuesta al programa de necesidades planteado por el cliente, consistente en un área de información turística, un aula en el que impartir cursos de formación o realizar exposiciones, con sus servicios adyacentes (despacho, aseos, almacenaje….), una zona de vestuarios específicamente diseñados para surfistas, con un almacén de tablas y un despacho enfocado a la gestión y control de la actividad de la zona deportiva.

© Javier Azurmendi

© Javier Azurmendi

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Para ello se ha optado por dividir el programa en dos partes claramente diferenciadas: por un lado la parte pública de recepción, información y formación, y por otro lado la zona de uso exclusivamente deportivo. Ambas áreas se relacionan a través de una nueva calle-patio interior de libre circulación pública, que además de darles acceso e iluminación, pretende ser el centro vital del edificio, pues se prevé que vaya a ser muy transitada al servir de conexión entre el aparcamiento y la playa, ofreciendo servicio tanto a los surfistas como al resto de bañistas qué podrán hacer uso de la batería de duchas públicas instaladas en su interior.

© Javier Azurmendi

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Se pretende así, que este nuevo espacio actúe como un dinámico telón de fondo de la parte pública del edificio, que se encuentra totalmente acristalado hacia él en su fachada Norte, introduciendo la actividad y tránsito de los surfistas cómo un elemento más de la atmósfera del edificio.

© Javier Azurmendi

Dado el desnivel de 3m descendente hacia el sur existente en la parcela, al situar toda la parte descrita del programa a la cota del aparcamiento existente, el impacto del edificio hacia el Norte-Playa (cota superior de la parcela) es casi nulo, ya que sobre esta cota tan sólo aparece el volumen de la cafetería de uso público (cocina, barra, aseos, sala de mesas y almacén de playa) que se abre al ensanchamiento-plaza del paseo marítimo.

© Javier Azurmendi

 

 

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