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Mariola Montosa
12 octubre 2011

Café Atelier Mecanic, una vuelta de tuerca al vintage industrial del antiguo Telón de Acero.

¿Quién dijo que el comunismo industrial no puede ser chic? Pues aquellos que no hayan visto el interior del Atelier Mecanic, el café/bar más cool de Bucarest ahora mismo. Y es que gracias a una estudiada mezcla de mobiliario, máquinas y reliquias de la Europa del Este de mitad del siglo pasado, el arquitecto y diseñador Corvin Cristian ha logrado un local acogedor, moderno y luminoso. Todo lo contrario a un auténtico taller de mecánica…
El Atelier Mecanic tiene también algo de provocativo si tenemos en cuenta que a los rumanos no les gusta mucho todo lo que tenga que ver con la época de Ceaucescu, aunque ello implique echar a perder el legado industrial de aquellos años. Pero Corvin, nacido todavía bajo el Telón de Acero, ha decidido recuperar sus huellas.

Recuperar espacios industriales para otros usos no es, obviamente, algo nuevo. Pero la singularidad del Atelier Mecanic es que nunca fue un taller. Su último inquilino fue un pub irlandés. El nombre es sólo un homenaje a los antiguos talleres de reparación del casco antiguo, donde está ubicado. Por tanto, ningún elemento es original. Y sin embargo, lo parece. El conducto del aire de color azul y el polipasto rojo, cuya viga de metal atraviesa todo el techo, parece que lleven ahí toda la vida.

Para conseguir este aire vintage e industrial, Cristian ha recurrido a objetos y mobiliario de entre 1950 y 1970, algunos de ellos con el sello del óxido como garantía de autenticidad.

La clave del éxito reside en un look cuidadosamente descuidado. Vigas de madera para la barra, sillas y mesas de diferentes estilos, flexos de metal aplicados en la pared y una de las piezas más llamativas: una serradora reconvertida ahora en mesa de café.

A la luz que entra por las dos grandes puertas acristaladas, se une una acertada elección de colores que amplían la luminosidad del local. El suelo de hormigón, los tonos grises y azulados de las paredes y el mobiliario, el blanco de las baldosas de la barra… Juntos proporcionan una uniformidad que también ayuda a casar los diferentes estilos y materiales, sólo rotos (positivamente) por la madera, el rojo de la viga y los cuadros.

Cristian, que para este proyecto ha vuelto a colaborar con el también arquitecto rumano Serbas Rosca, complementa el ambiente con posters antiguos de reminiscencias obreras, señales de precaución y otros elementos típicos de las fábricas.

La fachada exterior es sencilla. Las puertas de hierro han sido pintadas de un color similar a los que predominan en el interior. Dos trozos de vigas hacen la función de escalón. Un original juego de herramientas forma el nombre del local. Por último, la señal de un teléfono que, por supuesto, tampoco existe.

Acreditación fotos: Cristian Corvin y Cosmin Dragomir.

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