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Redacción
4 marzo 2011

Le Cube Orange de Jakob + Macfarlane Architects, un juego de volúmenes geométricos.

Le Cube Orange, un impresionante cubo perfecto penetrado por un gran cono gigante de vacío, es uno de los nuevos edificios llamados a liderar el resurgimiento de la antigua zona portuaria de Lyon. Además de dotar de una fuerte carga visual al Cubo Naranja, el gran agujero proporciona al imponente edificio de oficinas un valioso recurso arquitectónico: articula su distribución interior, lo inunda de luz natural y ventilación, además de proporcionarle unas magníficas vistas del nuevo barrio y del río.
Este nuevo proyecto emblemático, desarrollado por los arquitectos franceses de Jakob + Macfarlane Architects, impulsará sin duda el antiguo barrio del puerto fluvial de la ciudad de Lyon. Una vieja zona industrial de almacenes y muelles en la confluencia de los ríos Ródano y Saona, que será remodelada gracias a VNF (Voies Naviguables de France) y la Caisse des Dépôts and Sem Lyon Confluence. Para la revitalización de la zona, además de reinvertir en el patrimonio arquitectónico industrial, se ha desarrollado un vasto programa cultural y comercial.

El gran edificio, un cuasi-cubo de 29 por 33 metros, dispone de una superficie de 6.300m2 y su estructura de 5 plantas está construida con pilares de hormigón. La fachada exterior, una piel metálica con aberturas aparentemente aleatorias y que se ha pintado en color naranja industrial, cubre una fachada interior de ventanas dispuestas según un diseño pixelado. El conjunto produce un efecto visual de aguas en movimiento, semblante al cauce del río.

El diseño del gran cráter en el cubo gigante no ha sido casual: los arquitecto de Jakob + MacFarlane han estudiado cómo los volúmenes de lleno-vacío juegan en el interior del edificio, y las relaciones entre el cráter y la fachada, el techo y el nivel del suelo. Este juego geométrico ha determinado finalmente la distribución concreta en cada una de las plantas, la luz en el interior, y el programa del edificio, destinado a oficinas.

Así, el gran agujero excavado en Le Cube Orange permite, por ejemplo, que en la entrada se cree una perturbación geométrica entre el arco del lobby y el nuevo espacio de doble altura creado por el cráter, también en forma de arcada.

La gran incursión elíptica rompe la forma cúbica del edificio en cuatro niveles. El encuentro entre el agujero y las plantas interiores genera un gigantesco atrio dentro del volumen cúbico, rodeado de una serie de balcones y pasillos conectados a las oficinas situadas en cada uno de los niveles. Esta nueva perturbación geométrica le confiere a todo el edificio una impactante sensación de dinamismo.

Todos los niveles se benefician de este modo de luz natural y vistas, ya que los miradores son accesibles desde cada nivel. Cada planta desarrolla su propia distribución de espacios luminosos y elegantes para oficinas, además de generar distintas zonas de encuentro informal.

El último piso del edificio alberga una terraza en la parte trasera desde donde se puede ver la vista panorámica de Lyon-Confluence. A nivel de calle, Le Cube Orange está conectado a 4 plataformas flotantes que se unen con las orillas del río y sus muelles.

Fotógrafos Nicolas Borel (interior), Roland Halbe (exterior). Visto en www.archdaily.com.

 

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