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Un edificio de cómic para el MoCCA Museum de Nueva York.

La arquitectura es una disciplina muy seria, pero en Nueva York han conseguido convertirla en algo divertido, capaz todavía de sorprender. Entre los muchos museos con los que cuenta la ciudad figura el Museum of Cartoon and Comic Art, creado en 2001 en el Soho de Manhattan. Actualmente, el centro parece haberse quedado pequeño ante tanto superhéroe y necesita de más espacio para acoger sus actividades y mostrar su impresionante colección de comics y "tebeos". La publicación suckerPUNCH lanzó en agosto un concurso internacional de ideas para el diseño de un nuevo edificio en la zona del lower east side y, aunque los proyectos presentados en principio no van a ser edificados, sí han generado un vivo debate en cuanto a las posibilidades que surgen de la combinación de forma y función en la arquitectura de espacios expositivos.
En enero se ha sabido el nombre de los ganadores, y aunque el primer premio ha sido para Volkan Alkanoglu, de Los Ángeles, uno de los proyectos más valorados ha sido el del joven arquitecto neoyorkino Erick Kristanto, quien recibió muy buenas críticas y fue finalmente galardonado con una mención de honor. Su propuesta destacaba por lo poco convencional, ya que estaba creada a base de una superposición de “burbujas”, en realidad los “bocadillos” en los que se sitúan los textos de los comics. Dentro de ellos, diferentes en forma y tamaño, se creaban espacios dinámicos, lúdicos, y muy innovadores tanto en sus dimensiones como en sus posibilidades de uso, dado lo diverso en formato y escala de los fondos del museo.

Todo el volumen del edificio estaba organizado en distintos “bocadillos” diseñados según su función prevista –salas de exposición, biblioteca, café, tienda, auditorio, etc.-, que “flotaban” en distintas alturas. Los espacios al aire libre que quedaban entre ellos estaban pensados como salas multifuncionales. La circulación del público se podía realizar mediante una rampa helicoidal central o mediante diferentes accesos directos, a modo de rampas entre las salas, de manera que se podía contemplar toda la actividad del museo de manera simultánea desde el espacio central diáfano, o pasar casi sin enterarse de la sala de La Guerra de las Galaxias a la de Spiderman o La Masa. Desde luego, el proyecto de Erick, garantizaba que este museo se convirtiera en uno de los más significativos y reconocibles de la ciudad y su visita en algo inolvidable.

Texto de Irene Porras. Imágenes virtuales y planos en la web de suckerPUNCH

 

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