El diseño sostenible, en la cesta de la compra de las nuevas generaciones
El gasto de la generación Z, que engloba a los jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, tendrá en cuenta los valores sostenibles para sustentar sus elecciones de compra en materia de diseño.
La generación emergente
El compromiso con el medioambiente aumenta progresivamente a medida que pasan los años. Las advertencias relacionadas con el cambio climático parecen tener una correspondencia directa con los jóvenes de la generación Z, que actualmente representa un tercio de la población mundial. Según recoge el informe Age of Values de la consultora BCW, los jóvenes nacidos entre 1997 y 2021 ponen por encima de cualquier otro valor “la benevolencia, el universalismo y la seguridad”.
En esta dirección, el diseño sostenible pasa a ser una elección prioritaria en la cesta de la compra de esta nueva generación. La preocupación por la calidad de los productos, esencial en la cadena de suministro que persigue incorporar los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, según sus siglas en inglés), es básica en la mentalidad de un grupo social que, actualmente, cuenta con un poder adquisitivo de cien mil millones de dólares. Si a esta cifra se le añade que, en 2025, este grupo representará el 27% de la fuerza laboral mundial, la prioridad por potenciar el diseño sostenible puede ser una de las bases prioritarias del sector dentro de la nueva economía mundial.
De hecho, el consumo en materia de hogar es fundamental para esta nueva comunidad, tanto en la solicitud de hipotecas como en el deseo de decorar sus futuros inmuebles. El 15% de los compradores potenciales de inmuebles son miembros de la Generación Z, según apuntaba una investigación publicada en el New York Times por la plataforma estadounidense LendingTree, Este porcentaje, naturalmente, impulsará la actitud sostenible en cuanto al diseño de la industria de interiores.
El gasto de venganza
El informe también subraya que, sobre todo en el caso del mercado chino, la influencia de la pandemia sobre la mentalidad de las personas ha impulsado un deseo por dejar de trabajar en los domicilios. Esta situación propicia que las oficinas, eje central de la vida cotidiana, hayan reflejado una tendencia por crear espacios con una ambiente más familiar y confortable, que tracen una cierta continuidad con esa vida anterior desarrollada entre pantallas y sofás. Un reclamo de vuelta.
Además, Francesco Boggio, experto en relaciones comerciales e internacionales, ha señalado que existe un cierto impulso por el gasto de venganza, un fenómeno surgido tras la pandemia que induce a los jóvenes a querer comprar sin pausa. Si a esta vehemencia se le suma su interés por el sector inmobiliario y el diseño, las empresas podrían empezar a desarrollar productos sostenibles que vayan en consonancia con esta nueva moda. Y el diseño no sería una excepción.
La lógica del comercio siempre está en continuo movimiento, pero el mundo del diseño parece haber alcanzado un punto de inflexión. Las empresas se preguntan qué estrategias tomar para satisfacer la demanda de una generación que crece con unos valores completamente distintos a los de su mundo anterior. La sostenibilidad será la piedra angular, y el diseño no quiere quedarse atrás.