Marriott transforma el Palacio Drechsler en el ‘gran hotel’ W Budapest.
El renacimiento francés, el ajedrez y el ilusionismo han sido algunos de los elementos inspiradores para la rehabilitación del emblemático edificio de la capital húngara. El hotel W Budapest cuenta con 151 habitaciones, bar, restaurante y spa, influenciados por la historia, la creatividad y la diversidad de la ciudad.
W Budapest, un homenaje a la cultura húngara
Abre sus puertas el hotel W Budapest. La cadena del grupo Marriott ha desvelado por fin una joya arquitectónica que es un auténtico homenaje a la cultura húngara. La impecable rehabilitación del Palacio Drechsler estuvo a cargo del interiorista londinense Bowler James Brindley y el húngaro Bánáti + Hartvig. Juntos se inspiraron en la historia cultural del palacio y sus múltiples identidades como café, centro social y Academia Estatal de Ballet de Hungría.
La estética arquitectónica del Renacimiento francés inspirada en el Valle del Loira, está presente en todo el hotel. De esta forma, el edificio intenta homenajear a iconos de la ciudad como la Ópera Estatal de Hungría, los Baños Széchenyi y los edificios de la avenida Andrássy. Esta estética se ha modernizado en el hotel, que presenta vidrieras y una paleta de colores verde, coral y azul oscuro. Todo eso se acompaña con un toque contemporáneo de azulejos de Zsolnay, elementos de iluminación inspirados en joyas y motivos decorativos.
Una narrativa de diseño muy estudiada
“Nos hemos apoyado en sofisticados principios de diseño al tiempo que jugamos con el equilibrio entre la modernidad, y como siempre en W Hotels, un toque lúdico”, asegura Jenni Benzaquen, vicepresidenta senior del portfolio de marcas de Marriott International para EMEA.
El hotel W Budapest cuenta con 151 habitaciones y suites, un bar, un restaurante, el W Lounge y el AWAY Spa. El diseño del hotel aúna las dos caras de la ciudad, Buda y Pest, celebrando el rico patrimonio de ambas y jugando con su yuxtaposición. Esto ha inspirado una narrativa de diseño basada en la “segunda piel”, que crea una intrigante interacción entre materiales en cada lugar. Desde suaves capas y seductores arcos sobredimensionados hasta el uso de mallas metálicas para crear profundidad y dramatismo en las habitaciones. Esta estética de “segunda piel” crea espacios que revelan nuevas profundidades cada vez que se experimentan.
Pasado y presente comulgan en la restauración del Palacio
«Cuando comenzamos con este proyecto, contábamos con diferentes fuentes de inspiración de las que nacieron las distintas narrativas”, asegura Bowler James Brindley. Una de ellas fue el ilusionista Harry Houdini, cuya obra sirvió de disparador para utilizar espejos para crear ilusiones ópticas en techos, paredes y suelos. “Zsa Zsa Gabor, otra celebridad húngara que estuvo a la vanguardia en Hollywood en la década de 1940, ha sido también homenajeada a través de diferentes toques de glamour retro”, subraya el interiorista.
El emblemático edificio aportó muchos elementos valiosos que se han adoptado en el nuevo diseño del hotel. El encantador patio interior, en el corazón del edificio, se ha cerrado con un delicado techo de cristal en forma de velo, consiguiendo un íntimo patio. El diseño único de la quinta planta, centrado en la madera, respeta el diseño original del tejado del palacio, que ha sido restaurado. Por último, un bar clandestino da nueva vida al bar subterráneo del palacio, rindiendo homenaje a los personajes eclécticos y de la alta sociedad que frecuentaron el espacio en el pasado.
Juego de colores y blanco y negro
La danza y el ballet, que también son parte de la escena cultural húngara del pasado, se ven reflejados el hotel. En concreto, en los tonos rosas, las líneas curvas y la iluminación utilizada en el hotel. La estética ballet etoile se celebra en la suite Extreme WOW totalmente negra y en la suite WOW totalmente blanca, inspiradas en El lago de los cisnes.
El juego del blanco y negro también se extiende a otras instancias del hotel. Para homenajear al ajedrez el hotel hace un guiño a la famosa afición al ajedrez de la ciudad a través de su diseño inspirado en el Gambito de Budapest. Los tableros aparecen en el suelo con azulejos monocromáticos de mármol, en el espejo del techo del W Lounge, en las habitaciones y también en las lámparas.
En otras instancias se optaron por tonos azules con toques metálicos y asientos al estilo de los cafés de la ciudad, para crear una sensación de intimidad. El spa también es un homenaje a Houdini, donde los espejos y los juegos de agua crean una sensación de espacio y serenidad infinitos. Puertas ocultas conducen a espacios secretos, donde los huéspedes pueden refugiarse del bullicio de la ciudad y disfrutar de momentos de calma y relajación. Un salón, inspirado en los baños termales que han dado fama a Budapest, envuelto en azulejos tradicionales y malla dorada, fusiona el lado histórico tradicional de la ciudad con la modernidad de los hoteles W en una misma estética.