La lúdica guardería de David Kraus en Říčany que hará que quieras volver a la infancia.
El estudio de arquitectura checo Architektura, dirigido por David Kraus, es el autor de esta guardería para el Ayuntamiento de Říčany. Un jardín de infancia con un enfoque deportivo y un gimnasio, que forma parte del nuevo desarrollo del área de Říčany-Větrník, cerca de Praga.
¿Qué constituye la niñez?
El niño como fenómeno es el punto de partida de esta singular guardería en la localidad checa de Říčany. Para su diseño, los arquitectos han analizado no sólo su relación con la familia y las experiencias en el patio de recreo. También los lugares que visitan y las instituciones que los introducen en el sistema, así como sus capacidades físicas y cómo éstas se pierden con el tiempo.
«Encontramos muchos ejemplos de guarderías no tradicionales de todo el mundo», cuenta Kraus. Para el arquitecto hay todavía que investigar mucho sobre la educación de los más pequeños y cómo la arquitectura puede jugar un papel fundamental en su desarrollo.
Una ciudad involucrada con la infancia
Tras muchas reuniones con profesores, representantes de clubes deportivos y la dirección de la ciudad de Říčany, el proyecto fue tomando forma. Un espacio donde los niños, con sus juegos, movimiento, visión y escala, y su personalidad, espontánea, desorganizada, imprevisible, curiosa, pura y optimista, son los principales protagonistas.
Dividida en varias zonas, la guardería apuesta por una distribución fácil e intuitiva. Una composición presidida por un cubo, que alberga las instalaciones, oficinas y accesos, al que se conectan unas aulas que dejan de ser rectangulares y se comunican con el jardín.
Formas libres para jugar
Con una geometría que invita al juego, las aulas se diseñan como pagodas que recrean la silueta de una casa. Desde dentro, los niños las experimentan como un escondite, un tipo indio que deja pasar la luz por ventanas triangulares, con estructuras visibles de madera que recrean ramas de árboles.
En el atrio de entrada hay una malla que recrea una suerte de telaraña. Un área de juegos accesible desde todas las aulas y que invita a los pequeños a balancearse y volar. Este mismo atrio funciona como un espacio comunitario para cantar, actuar, montar exposiciones o hacer obras de teatro.
Una guardería con dos caras
Al exterior, la guardería muestra dos caras muy distintas. Una más estática y rígida a la calle, con una entrada que recrea la de un misterioso templo o nave espacial, y en un futuro albergará un jardín vertical, y otra lúdica y dinámica al jardín. En esta última, la materia se disgrega y se abre al espacio para que entre el sol.
Parcialmente a la vista, las instalaciones dejan ver a los niños por dónde fluye el agua, la electricidad y el aire, en un entorno teñido de alegres colores que lo iluminan todo.
Fotografía: Filip Šlapal