El nuevo y sorprendente edificio de Santiago Calatrava en la Zona Zero de las Torres Gemelas.

La arquitectura como una disciplina sanadora

En un mundo donde todo se construye y se reconstruye a una velocidad de vértigo, parece difícil de creer que ciertas heridas hayan tardado más de veinte años en curarse. Pero así es, o al menos así ha sido en el Bajo Manhattan, en la ciudad de Nueva York.

De la misma manera, es casi inverosímil que Santiago Calatrava, el arquitecto español que despierta pasiones y odios, haya sido el elegido para sanar a una congregación religiosa. ¿Dónde está el nexo de todo esto? Para comprender qué tiene que ver lo uno con lo otro hay que remontarse a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Cuando las torres fueron derrumbadas, con ellas también desaparecieron otros edificios. Este fue el caso de la iglesia ortodoxa griega de San Nicolás. Estaba ubicada cerca de la torre 2, y, desde entonces, había dejado huérfana a toda una congregación.

Tras extensas negociaciones con la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey que se han prolongado durante varios años, la Archidiócesis Ortodoxa Griega de América recibió permiso para construir una nueva iglesia de San Nicolás en el extremo oriental del nuevo Liberty Park, en la Zona Zero del World Trade Center. Un bonito homenaje, pero también un «regalo envenenado» para cualquier profesional encargado de su reconstrucción debido a la interminable lista de restricciones del emplazamiento.

Un reto para Santiago Calatrava debido a las múltiples restricciones urbanísticas

El diseño de la iglesia debía respetar las tradiciones y la liturgia de la Iglesia Ortodoxa Griega. Al mismo tiempo, tenía que reflejar el hecho de que vivimos en el siglo XXI, además de adecuarse a otras cuestiones más técnicas o de estilo.

En respuesta a este reto, Santiago Calatrava se propuso crear un edificio y una secuencia de espacios para la liturgia griega tradicional. Y, por ahora, el resultado es del gusto de todos: habitantes, autoridades, visitantes y arquitectos. Parece que, por una vez, el arquitecto va a librarse de la controversia que despiertan sus edificios.

La iglesia está ligeramente elevada por encima de las copas de los robles del monumento conmemorativo del World Trade Center. Envuelta en piedra, es el el único edificio no secular del solar reconstruido, a seis metros por encima del nivel de la calle. Como tal, simboliza el renacimiento y la esperanza para la congregación y la ciudad. Cientos de miles de visitantes pasarán por el reconstruido emplazamiento donde estuvieron las Torres Gemelas.

Una pequeña iglesia con un gran concepto arquitectónico detrás

El exterior de la iglesia se compone de cuatro torres revestidas de piedra maciza que definen un cuadrado en planta. Un círculo inscrito dentro del cuadrado consta de un tambor y una cúpula construidos en su exterior con finos paneles laminados de piedra y vidrio que se iluminan por detrás. Por la noche, todo el sistema de muros cortina de piedra brilla en contrapunto con la masa maciza de las torres. La piel del tambor y la cúpula, formada como un material aparentemente monolítico, está dividida en cuarenta paneles facetados en reconocimiento a las 40 ventanas de la cúpula de Santa Sofía.

Las torres de las esquinas están revestidas con bandas horizontales alternas de mármol blanco y gris, grandes y pequeñas. En la fachada oeste de la iglesia, un muro cortina facetado proporciona iluminación a los niveles superiores de la iglesia.

La secuencia tradicional de espacios litúrgicos comienza en una gran plaza abierta al oeste de la iglesia y continúa a través del pórtico, el exonártex, el nártex y la nave de la iglesia. Desde la plaza, que reproduce el tamaño y la forma general de la nave de San Nicolás, se accede a la iglesia a través de un arco bajo que se extiende entre las torres redondas de la escalera de la fachada oeste. El arco forma un pórtico protegido de unos dos metros de profundidad frente a las puertas de entrada.

Espacios para la liturgia y para la comunidad no religiosa del Bajo Manhattan

Históricamente, el Exonarthex era un espacio utilizado por los catecúmenos (o no bautizados), a los que no se permitía entrar en el espacio sagrado. En San Nicolás, debido a la reducida escala de la iglesia, el Exonarthex se fusiona con el Narthex para formar un único espacio. Alberga una tienda que controla la entrada y proporciona asistencia e información a los visitantes, así como conexión con los niveles superiores de la iglesia. Las salas de velas circulares albergan espacios donde feligreses y visitantes pueden meditar o rezar en recuerdo de sus seres queridos.

Desde el Nártex se accede a la nave a través de las «Puertas Reales». En el caso de San Nicolás son un par de puertas correderas translúcidas. La nave de la iglesia se encuentra bajo una cúpula central, en la que vemos la imagen de Cristo. Los nichos axiales norte y sur están marcados con ventanas de arco translúcido divididas por parteluces que forman una cruz.

El iconostasio, una larga pantalla baja que separa la nave del altar, se extiende por el extremo este de la nave. Más allá del iconostasio se encuentra el santuario que alberga el altar. Es en este punto donde culmina la liturgia y, según la tradición de la Iglesia Ortodoxa Griega, el acceso está reservado únicamente a los sacerdotes.

La cúpula está separada del tambor de la Nave y se apoya visualmente en cuatro columnas independientes. Cuarenta nervaduras acentúan cuarenta ventanas de la cúpula, que corresponden a las buhardillas exteriores. Los nervios convergen en un disco central que tiene una abertura circular más pequeña en su centro.

Los dos espacios no litúrgicos que se encuentran en la parte del edificio situada al oeste de la cúpula son la Sala de Duelo y la Sala de la Comunidad. Estas salas forman parte del programa del edificio y, sin duda, van a contribuir a fortalecer la relación de la iglesia con la comunidad del Bajo Manhattan.

Fotografía: Alan Karchmer para Santiago Calatrava.